Las coincidencias de la vida conspiraron para que el país en 24 horas viviera dos momentos diferentes. El pasado 14 de junio los colombianos nos abrazamos en torno al futbol para apoyar de manera unánime a nuestra querida Selección Colombia, que luego de 16 años retornó al mundial, la máxima cita futbolística, pero al día siguiente la actividad política rompió la unión y la transformó en polarización.
Juan Manuel Santos, ganó las elecciones presidenciales con un 50,90% (7.776.200) de los votos, frente al 45,04% del candidato Oscar Iván Zuluaga. Al respecto, no reclamé victoria, con nadie estuve en contienda, pero me alegré por el país, porque creo que lo mejor para Colombia es acabar el conflicto.
Escribí este artículo lleno de gozo, feliz, reposado y con el corazón hinchado de orgullo, minutos antes en compañía de compañeros de distintas regiones del país, vi ganar a nuestra querida selección; nuevamente unidos, en torno al futbol, terminamos extasiados por los sueños que producen las victorias y contagiados del patriotismo exhibido durante la entonación de nuestro himno nacional en tierras brasileñas, asimismo, motivados por el esfuerzo, compañerismo y unión que trasmiten veintitrés jugadores a 45 millones de compatriotas.
El sábado 14 y el jueves 19 de junio pude comprobar que realmente somos una nación feliz, los triunfos de nuestra selección contra Grecia y Costa de Marfil, hacen crecer el tamaño de nuestra fe, la misma que los colombianos encomendamos al presidente Juan Manuel Santos, al reelegirlo el pasado 15 de Junio.
Entiendo que la política y el futbol son actividades muy diferentes; el futbol por ejemplo logra unir al país, mientras tanto, la política a lo largo de 200 años de vida republicana se ha encargado de dividirnos, el país necesita encontrar puntos de convergencia para construir nación, ponerle fin al conflicto con las FARC puede ser un punto de partida ideal.
La pelota está en el campo del gobierno que durante los próximos cuatro años continuará bajo la tutela del presidente Juan Manuel Santos; las FARC, (y otros grupos al margen de la ley) también hacen parte del rectángulo de juego, llegó el momento de concertar acuerdos claros para el país y estructurar el posconflicto para no caer en fuera de lugar, por ello, Gobierno, FARC y todos los sectores, en especial, el comandado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, deben entender que somos un solo equipo uniformado de amarillo, azul y rojo llamado Colombia.