Después de años de retrasos y adiciones presupuestales, en septiembre del 2018, gracias a la presión y veeduría ejercida por miembros de la sociedad civil y la Contraloría, fue entregada la fase I del Plan Maestro de Infraestructura de la Universidad Nacional de Colombia Sede de La Paz. Un hito para la educación superior en el departamento y la región; sin embargo, la Sede de La Paz no inició de la mejor manera: durante su construcción estuvo a muy poco de convertirse en uno más de los elefantes blancos que hemos normalizado erróneamente ver en la región.
El estado en el que se entregó la infraestructura no fue el mejor. La universidad ha intentado acondicionarla; no obstante, los esfuerzos de rehabilitación llevados a cabo se han quedado cortos por la falta de recursos, ya que es muy frecuente ver goteras, moho y grietas en la mayoría de las aulas y oficinas administrativas. Se puede deducir hasta aquí que el principal problema de la Sede de La Paz es el estado de su infraestructura, pero no: este es solo el comienzo de una serie de retos que debemos enfrentar toda la comunidad universitaria a diario.
En esta primera columna de tres, traeré algunos de ellos a colación; en las posteriores profundizaremos en cada uno de ellos.
Altos costos del transporte metropolitano
La falta de implementación de una ruta de transporte universitario metropolitano que integre a todos los municipios del Área Metropolitana ha provocado una problemática de tal dimensión que, por ejemplo, un estudiante que reside en Valledupar debe pensar en 12.000 pesos (6.000 ida y 6.000 vuelta) diarios solo en transporte metropolitano para llegar a la Sede. Si le sumamos el valor del SIVA, el monto sube a 17.000 pesos diarios.
Revisando los montos diarios que deben pagar los estudiantes de los demás municipios del Área Metropolitana, el aumento es desproporcionado e imposible de pagar para una comunidad estudiantil donde el 94 % de sus miembros son estratos 0, 1 y 2.
Estampilla Pro Universidad Nacional de Colombia Sede de La Paz
Estoy seguro de que en el imaginario de la mayoría de personas que estén leyendo esta columna no estaba la Ley 1983 de 2019 “por medio de la cual se crea la estampilla Pro Universidad Nacional de Colombia Sede de La Paz y se dictan otras disposiciones”. Esta Ley fue expedida en el año 2019 con el fin de asegurar los recursos que tanto necesita la sede de La Paz para asegurar la cofinanciación de su funcionamiento a mediano y largo plazo, pero han pasado 5 años y aún no ha sido reglamentada por la Asamblea Departamental del Cesar, poniendo en riesgo la sostenibilidad de la sede en el territorio
La llegada de la Universidad Nacional al territorio es una oportunidad única para fortalecer los indicadores de competitividad de la región junto con la Universidad Popular del Cesar (UPC). Al ser las dos únicas universidades públicas con residencia permanente en el departamento, son las llamadas a liderar la concreción de las transiciones que nos lleven a lograr una transformación productiva donde el valor no solo sea medido en las toneladas de carbón extraídas y exportadas, sino en el valor agregado por conocimiento, la innovación y la tecnología.
Transitar de un “Corredor minero” a un “Corredor de vida” implica transformar la actual estructura económica regional para dejar atrás la dependencia de la extracción de carbón. Sin embargo, esto requiere realizar muchas transiciones, dentro de ellas una de las más importantes es la transición social.
Los jóvenes somos los llamados a prepararnos académicamente y liderar estos procesos para tener un departamento con mayor desarrollo, sostenible ambiental y socialmente, pero sin la voluntad gubernamental no es posible. Tener una Sede de la Universidad Nacional en nuestro territorio no fue nada fácil y el reto que tenemos ahora como sociedad es apropiarnos más de una institución que está para y por los cesarenses.
Por: Luis Rabelo.
*Representante estudiantil de la UNAL La Paz; miembro del movimiento Cesar sin Fracking y Sin Gas; director de ambiente y energía de la Red Mundial de jóvenes políticos y secretario de la Corporación Cesar en Transición.