En esta fiesta de velitas muchos menores encenderán una vela como señal de luz, de vida y alegría para darle inició al mes de la Navidad, en el que adultos y niños le dan rienda suelta a los sueños e ilusiones.
Pero habrá una vela que no se encenderá. La de la niña Yuliana Andrea Samboni, de solo siete años, víctima del más atroz crimen. Esta pequeña del pueblo indígena Yanacona, que salió junto con su familia del departamento de Cauca, en busca de un mejor futuro, encontró en su camino a un vil asesino que se ensañó de la manera más cruel contra ella: la secuestró, la torturó, la violó y finalmente la asfixió.
¡Qué aberración! Es repugnante, repudiable e indignante. Son muchos los calificativos que pudiéramos mencionar para expresar la impotencia, rabia y dolor. Ya es un feminicidio más que el país entero ha rechazado y que abre, como suele suceder en Colombia, una nueva discusión sobre las penas que deben recibir los abusadores de niños.
Hoy recordamos con nostalgia a la senadora Gilma Jiménez, quien intentó antes de su muerte, reformar la Constitución para dar un castigo ejemplar a los que atenten contra los infantes. El proyecto de cadena perpetua para los violadores se ha hundido muchas veces en el Congreso de la República, ni siquiera se pudo recogiendo firmas para llevar la propuesta a un referendo. Gilma murió y con ella la iniciativa, la misma que hoy sale al ruedo luego del crimen de Yuliana, una niña perteneciente a una familia pobre, que fue víctima de un hombre de 38 años que merece que sobre el recaiga todo el peso de la ley.
Aunque es una frase cliché, es lo mínimo que puede pasar, que haya justicia. El daño está hecho. Yuliana está en la eternidad, como una luz más que iluminará el universo. Ahora lo que viene es una reflexión profunda de nuestros congresistas: ¿Ahora sí aprobarán la cadena perpetua para violadores? ¿Cuántos niños más tendrán que morir de esta manera para que se tome la decisión? ¿Cuántos niños más tendrán que crecer afectados sicológicamente porque fueron víctimas de abusos sexuales?
El crimen de Yuliana así como ha movido las redes sociales que han generado una cadena de reacciones, incluso contra los grandes medios nacionales por el tratamiento que le han dado al culpable del asesinato, debe mover a nuestros legisladores. Las reformas están de moda y el Artículo 34 de la Constitución que prohíbe las penas de destierro, prisión perpetua y confiscación, se puede cambiar ahora.
Recordamos este párrafo de la columna de la senadora Gilma Jiménez, publicada en el diario El Tiempo en el año 2008, para justificar su propuesta de cadena perpetua: “Según cifras oficiales, en el 2006 aproximadamente, más de 200.000 niños fueron violados, 850.000 maltratados severamente, 25.000 explotados sexualmente y en promedio cada día 7 niños mueren violentamente; delitos cuyas consecuencias son obviamente irreversibles. Esos delitos son silenciosos, no se denuncian, y la impunidad es la más importante estadística para mostrar como resultado”.