X

Una tilde mortificante

En mi columna del lunes pasado se incrustó una tilde que me ha mortificado toda la semana. Antes, los viejos periodistas, hablábamos del diablillo de la armada cuando ocurría algo así; hasta hace poco se hablaba de la pantallista de la computadora; para endilgarle la falta a los sistemas utilizados para diagramar e imprimir.

Ahora con la rapidez de la computación se le va a uno el dedo, o al diagramador y aparecen esos errores involuntarios.

Hablo del maltratado título: ‘Nada qué hacer’, ese que no va tildado, a no ser que hubiera escrito ¡Nada qué hacer!, con los signos de admiración, o si se trataba de una pregunta ¿Nada qué hacer? Aprovecho para excusarme con mis lectores. Sin embargo, este error me da el tema para esta columna. Esto es sencillo pero vale la pena recordarlo:

¿Cuándo se tilda el qué? En los dos casos que ya mencioné y en los siguientes:
¿Qué? Cuando se pregunta. Ej. ¿Qué pasó?
¿Por qué? Lógico, cuando es una interrogación. Ej. ¿Por qué tarda tanto? Porque no se tilda cuando es la repuesta a la pregunta. Ej. Tarda porque no consigue transporte.

Ese porque cuando se convierte en un sustantivo si se tilda: Ej. No sé el porqué de su tristeza, o Los porqués de la tragedia no los conozco.

En cuanto a la pregunta que siempre me hacen sobre ¿cuándo?, ¿cómo, ¿dónde? Siempre se tildan cuando son preguntas.

Sigamos con tildes. La RAE quitó la tilde diacrítica a la palabra solo, se tildaba cuando reemplazaba a solamente; Ej. La vida sólo es buena si se vive con alegría; ahora es: La vida solo se es buena si se vive con alegría, hace una aclaración la RAE: tilde solo si se presta a confusión.

La mejor forma para lograr una buena ortografía es la lectura y escribir todos los días aunque sean unos renglones de algo que se le ocurra, todo trabajo, toda profesión, todo ejercicio se logra con la práctica, con el estudio y nunca debemos de dejar de estudiar mientras tengamos vida y mente lúcida.

A propósito de lectura, y para comenzar a mejorar la ortografía, recomiendo un apasionante libro, extenso y atrapador, propio para la temporada de vacaciones, se titula “Dispara, yo ya estoy muerto”, la autora es la española Julia Navarro; según los críticos es una historia llena de historias, es algo así como varias novelas dentro de una sola novela y se desarrolla en ciudades como San Petersburgo, Jerusalén y París. Cuando lo leí, hace poco, conocí momentos que marcaron hitos en la historia desde finales del siglo XIX y mediados del XX.

NOTICA: muy lamentable la muerte del doctor Carlos Vigna Pisciotti, un médico que sirvió mucho en Valledupar, un buen señor y amigo amable y caballeroso. Presento mis condolencias a sus hijos a toda su familia; a mis entrañables amigos: Carlos Mario, Lucy y a sus hijas July y Beatriz.

Categories: Columnista
Mary_Daza_Orozco: