Registramos con beneplácito las iniciativas académicas que sobre el debido cuidado del agua se realicen en la región, porque quiere decir que existen más personas e instituciones que comparten nuestra preocupación sobre la conservación del preciado líquido.
Después de nuestro exitoso foro ‘Mitos y realidades del agua’, en el cual el experto en nieves perpetuas Jorge Luis Ceballos Liévano nos abrió los ojos sobre lo que puede pasar con la Sierra Nevada y con el agua del río Guatapurí, estamos más convencidos como medio de comunicación que se debe continuar con campañas de corte ambiental. Nunca serán suficientes y entre más iniciativas haya, mejor.
Destacamos entonces el conversatorio denominado ‘La Simbología del agua en la cuenca del río Ranchería: una visión espiritual de los universos culturales Wiwa y Kogi’, realizado por la empresa Cerrejón y su Fundación, la Organización Indígena Gonawindúa Tayrona –OGT- y la Universidad Externado de Colombia, para analizar “la alta carga simbólica de espacios sagrados presentes en la cuenca del Río, la caracterización de las presiones antrópicas que afectan la dinámica cultural de las poblaciones indígenas, la incorporación de nuevas visiones de ordenamiento de las cuencas como un territorio vivo y la identificación de una cartografía étnica que contiene las conectividades de este sector de la Sierra Nevada con otras regiones del país y del mundo que mantiene los ciclos armónicos de la naturaleza”.
Esto quiere decir, que igual que en el Cesar, los indígenas que viven en la Sierra Nevada tienen un gran papel en la conservación del agua que de este sistema montañoso. En La Guajira también tienen agua y también está en riesgo, de ahí la importancia de generar conciencia entre las comunidades, y lo mismo pasa en el Magdalena. Somos un territorio único, con las mismas fortalezas y las mismas dificultades, en adelante las acciones, incluso las académicas, deben ser unificadas para hablar un lenguaje igual y caminar en el mismo sentido.
El agua de la sierra en una sola voz, esa debería ser la apuesta, desde sus tres caras, con diferencias incluidas, gobiernos, empresas, organizaciones sociales, indígenas, medios de comunicación y comunidades en general, trabajando por un solo fin: cuidar el recurso hídrico.