La Reforma Tributaria, propuesta por el actual Gobierno Nacional y que hace trámite en el Congreso, afectará los ingresos de la clase media colombiana y también causará una grave afectación económica a los trabajadores por el aumento del costo de vida de los colombianos a partir del próximo año; además, tal y como está plasmada la iniciativa, provocará una baja en el consumo, que perjudicará a los empresarios e industriales en general.
Es indiscutible que la causa principal de la grave situación económica que se avecina, ante la propuesta tributarista del Gobierno Nacional, recaerá por la aplicación del Impuesto al Valor Agregado, IVA, para casi todos los artículos de la canasta familiar; aquí es válido recordar que el IVA comenzó solo para aplicarlo en compras de artículos suntuarios y no afectó el consumo de alimentos y mucho menos los llamados productos de la canasta familiar.
Es seguro que muchas personas pensamos que lo mejor sería una lucha más concreta a la evasión de impuestos y la galopante corrupción; además, en lugar de más gravámenes, sería mucho más rentable una disminución de los gastos del gobierno.
Lo más lamentable de esta situación nacional es que todos los habitantes afrontamos la más grave situación de inseguridad en las ciudades, desempleo, pésimos servicios en la salud, a través de las EPS, deficientes y caros servicios públicos. Todo lo anterior agravado por los incontables hechos de inmoralidad, evasión y aumento de los gastos del Gobierno Nacional y también en el Congreso.
No hay derecho para crear más impuestos que lo que causan son incrementos en los índices de desigualdades económicas en Colombia.
El presidente y el Ministro de Hacienda al señalar el proyecto tributario como una ley de financiamiento, no le dicen la verdad a los colombianos; la iniciativa es, sin duda alguna, una pretención de alto contenido alcabalero.
Para que no exista la menor duda y tomando en cuenta los alcances del proyecto tributario éste es en sumo grado alcabalero y no responde a la situación de la clase media de Colombia y tampoco a la de los pequeños empresarios que en la actualidad soportan, además de las cargas tributarias, numerosas trabas para iniciar y suspender actividades.
Por Jorge Enrique Giraldo