Hoy es un momento supremamente oportuno para enviarle un mensaje de positivismo, de tranquilidad a la Universidad Popular del Cesar. A todo aquel que pertenece a ella y que de una forma u otra incide en su futuro, para que esa incidencia vaya dirigida a calmar los ánimos, estrechar los lazos y actuar con el mayor de los respetos por la alma mater.
Suficientes enfrentamientos, señalamientos de bajo nivel, campañas sucias desde perfiles falsos, pasquines, diatriba en la oscuridad, indicios de corrupción para una universidad que requiere con urgencia, desde hace años, elevar sus niveles académicos. ¡Ya no más! Vamos a recomponer el camino, apreciados candidatos, estudiantes, directivos docentes y administrativos.
Los años aciagos que vivió la UPC, épocas lamentables de violencia, dejaron huellas que deberían ser la base de la unión. Hoy, es una lástima que la polarización haya penetrado tan profundamente en el epicentro de la universalidad de las ideas del departamento del Cesar.
Por supuesto, es la arena del debate, pero los alcances y la dirección de esos debates han traspasado los niveles tolerables. Y claro, muchos de esos debates no han tenido escenarios de altura como el foro público y moderado.
Un par de ocasiones se ha suspendido el calendario electoral, una de ellas por la tutela que interpuso un candidato; la consulta estamentaria, justo en su día, suspendida por fallas técnicas y con sospecha de sabotaje, denuncias de “cambio de votos por notas”, constreñimiento…
Una frase tristemente célebre dice que una elección de rector en la UPC es más “candente” que una de alcalde de Valledupar. ¿Qué tiene la UPC que la desean tanto? ¿Qué es lo que desean quienes persiguen el primer lugar? ¿Se trasnochan sus líderes con hacer realidad el progreso sin freno de este centro del saber? La esperanza es que la búsqueda implacable de la rectoría de la Universidad, tanto por parte de los candidatos como de sus seguidores, se deba al incansable propósito de llevar a la UPC al reconocimiento nacional, a los más altos estándares de calidad.
Queremos que a la UPC la cobije un ambiente de paz pero de alerta. Lo que está en juego bien merece el sudor de quienes desean alcanzar la silla principal. Aunque, no olvidemos que en realidad son 44.067 sillas superiores a la primera, y ahí queremos sembrar este mensaje.
Al Tribunal de Garantías, Consejo Superior Universitario y a todo aquel organismo encargado de brindar las condiciones de transparencia y legitimidad le invitamos a trabajar con ahínco y el máximo compromiso con el bienestar de la Universidad.
Cada día es una oportunidad para trabajar por el éxito de los procesos, y qué más que la coyuntura electoral por la que atraviesa la alma mater para aprovechar y darle la estocada a la politiquería parasitaria, al desafecto por lo propio, a componenda malintencionada.
Llamado de atención a todos y cada uno de los hijos de la UPC: se suspendió la consulta estamentaria, quizá una oportunidad para repensar.