El Pacto Territorial Cesar-Guajira constituye una oportunidad histórica para transformar económicamente nuestra región, golpeada por la ignominia centralista, la pobreza y la falta de oportunidades. Una combinación local del ‘New Deal’, aquel programa puesto en marcha por Franklin D. Roosevelt entre 1933 y 1938 para luchar contra los efectos de la gran depresión y el ‘Plan Marshall’, desarrollado luego de la II Guerra Mundial para reconstruir las bases económicas de Europa Occidental.
Los pactos territoriales se han convertido en una excelente herramienta de coordinación interinstitucional, permitiendo la ejecución y el cofinanciamiento de proyectos de desarrollo territorial con proyección estratégica entre el Gobierno nacional y las entidades territoriales, propiciando dinámicas de desarrollo territorial y mejorando la priorización de acciones.
Los cesarenses parecen aún no dimensionar el impacto que tendrá esta iniciativa en todos los sectores de nuestra economía. Con inversiones por más de $4.4 billones, el pacto permitirá la ejecución de más de 70 proyectos de alto impacto en transporte, vivienda, educación, agua potable, salud, seguridad, cultura, agricultura, energía, comercio, deporte y desarrollo digital, mejorando las condiciones de vida de más de dos millones de habitantes, generando empleo y crecimiento económico, y elevando la calidad de la infraestructura social para reducir la inequidad e incrementar la competitividad.
Este es un aliciente necesario para nuestra región, golpeada por décadas por la violencia y falta de oportunidades, siendo, irónicamente, el segundo departamento con mayores exportaciones a nivel nacional, y en el que, a pesar de tener una robusta actividad minera, se evidencia un rezago en los indicadores sociales más significativos, como el Coeficiente GINI, el Índice de Desarrollo Humano y el Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). La reactivación no debe recaer exclusivamente en el sector míneroenergítico o agrícola, o estar sujeta únicamente a las políticas económicas impuestas desde el interior, y eso es precisamente lo que se busca lograr a través del pacto, proyectos que dinamicen la economía y suplan esas necesidades en lo local y en lo regional, con la participación activa del Gobierno nacional.
Entre los proyectos más significativos está la tan añorada vía Valledupar-La Paz, que luego de más de 40 años de planeación por fin será una realidad; también 300 km de intervención en vías terciaria; la Policía Metropolitana; infraestructura para los Juegos Bolivarianos, y los estudios y diseños del embalse multipropósito Los Besotes y otros proyectos de extraordinaria y especial significancia.
Por primera vez el Departamento Nacional de Planeación está en manos de un hijo de esta tierra, esto ha permitido sacar adelante este tipo de iniciativas que marcarán un hito en el desarrollo socioeconómico de nuestra región. Con el concurso del gobierno departamental y municipal, y con la llegada al Ministerio del Interior de Daniel Palacios Martínez, también vallenato, la ejecución de estos recursos debe hacerse con prontitud, de manera ágil, transparente y decidida. Adelante director Luis Alberto Rodríguez, alcalde Mello Castro y gobernador Luis Alberto Monsalvo. Es el momento de demostrar con hechos lo que puede lograr un equipo altamente calificado con herramientas de gobierno y muy buena voluntad para transformar la vida de miles de personas. La oportunidad es única, y el momento es ahora. Adelante.