“Dejad que los chinos duerman porque, ¡ay!, cuando despierten, moverán el mundo”. N. Bonaparte.
Los resultados electorales del domingo pasado no hay que tomarlos a la ligera; muchos fanáticos creen que la suerte ya está echada pero la época de los oráculos ya pasó. Analizaré algunas menudencias que muchos no ven o no quieren ver, pero a nadie se le puede quitar el derecho a soñar.
La situación del país es más compleja de lo que muchos piensan, pocos creen en la institucionalidad y eso se refleja en el nivel de abstención que, en la consulta fue de 74.2% y en las elecciones para congreso 57.5%. La lista más votada, la del CD, solo representa el 16.4% de los que votaron y menos de 7% de los habilitados para votar. Estos guarismos ponen en peligro la gobernanza así hagan gobernabilidad con la cooptación que el ejecutivo ejerce sobre el poder legislativo. Más, muchos le juegan a ese abstencionismo, les resulta rentable, por eso nuestra democracia es raquítica. Otros resultados también ameritan una reflexión; Iván Duque, obtuvo más de cuatro millones de votos, en cambio su partido promotor solo alcanzó algo más de 2.5 millones, 1.5 millones de votos menos que su candidato. Como 2+2 son cuatro, entonces otros partidos vinieron en su ayuda. Si sumamos los votos obtenidos por los dos ganadores de la consulta, casi 6.9 millones, Petro, solo con la espontaneidad de la Colombia Humana, del MAIS, algunos verdes, ASI, la UP, partidos minoritarios, logró el 41.4%. La esperanza de un pueblo irredento está oculta, la frase lapidaria de Bonaparte fue acertada, y el letargo de los colombianos podría terminar; ese día no está lejano, la democracia plena ha de surgir, y ahí, como dijo Jesucristo, será el llorar y el crujir de dientes.
El futuro de la paz va a depender de quienes hagan mayoría en el congreso; los partidos más inclinados a la revisión de los acuerdos del teatro Colón, como son CD, CR y los conservadores, tienen 50 senadores; se avistan grandes nubarrones.
Una observación transversal se refiere a las garantías electorales; el pánico cunde en el Establecimiento, ronda el fraude, el gobierno y los medios encerraron a Petro en un palenque informativo y de posibilidades democráticas, la distribución de tarjetones para la consulta dejó sospechas, en algunos puntos de votación negaban el tarjetón naranja, en otros, ante el agotamiento del gris, tampoco lo entregaban, por orden de la Registraduría, decían los jurados; en Cartagena fueron encontrados, en un basurero, varios tarjetones marcados en favor de Petro. Tengo información no validada de que en Venezuela no abrieron algunos consulados. Habrá que esperar los pronunciamientos de la MOE y de los observadores internacionales. La consigna parece ser: jamás Petro. ¿Es eso democracia? Nos parecemos a Venezuela.
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