El de ayer no fue un día normal en Colombia. De una u otra manera, en el país se respiraba un ambiente distinto, algo diferente y un común denominador: el repudio al secuestro y a la violencia.
En las principales ciudades del país la gente acudió a las marchas, de manera desorganizada y descoordinada, sin rutas claras y sin mayores estímulos, a expresarse contra el secuestro y principalmente a pedir por la libertad de las personas que aún permanecen en poder de las FARC.
En Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, a pesar del fuerte invierno, y de las vacaciones escolares, miles de ciudadanos salieron a gritar: No más secuestros, no más violencia, No más FARC, libérenlos ya, entre otros estribillos, pero con el común denominador: los colombianos están cansados del secuestro y de la violencia, y de la acción de las FARC.
Vestidos de blanco, en su gran mayoría, con pañuelos blancos, con pitos, pancartas y otras formas de expresión, la gente se comunicó como pudo, cada uno a su manera y de formas diversas, pero se expresó.
A pesar de ser una marcha organizada rápidamente, sin ningún tipo de estímulo, sin mayor convocatoria, la gente salió a las calles. En Valledupar, debemos reconocerlo, hubiéramos querido ver más personas en la marcha, pero no fue así…
Sin embargo, la jornada, en su conjunto, fue un mensaje directo a las FARC, a los líderes de una organización armada obsoleta y olvidada por la historia; que debería leer muy bien lo que sucedió ayer…
La gente, el pueblo colombiano, el ciudadano de a pie, quiere vivir en paz, con libertad, sin violencia; sin la amenaza del secuestro extorsivo, político o de otro tipo. Ese fue el mensaje de la jornada de ayer.
Señores de las FARC, dijeron los colombianos, liberan a los secuestrados. Déjenlos libres, y entréguenlos a sus familiares sanos y salvos, como se los llevaron.
Pero no sólo fue un mensaje para las FARC, sino también para el mundo. A través de CNN, otras cadenas de televisión y de radio, agencias de noticias, periódicos, revistas, la internet y las redes sociales, los colombianos demostraron que están cansados y hastiados de la violencia, y de las FARC….
La comunidad internacional, los gobiernos y los pueblos de todo el mundo, debe confirmar, ratificar, que los colombianos no estamos conformes con la violencia que nos agobia. Que estamos cansados de llevar años de años, décadas, con una violencia sin sentido y que no conduce a nada, sino a sembrar más violencia, dolor y tristeza.
Los colombianos nos merecemos la oportunidad de vivir en paz, con tranquilidad, sin que la violencia de ningún color sea utilizada como instrumento de cambio político o económico. Y entre los actos de esa violencia que más rechazamos, además de la muerte, está el secuestro que es como morir en vida. No más secuestros, no más violencia; queremos la paz y la libertad, fue el mensaje general de la jornada de ayer, cuyo resultado no se puede soslayar.