Del nuevo contralor general de la República, que será escogido hoy por el Congreso en pleno, esperamos un proceso transparente en el que nuestros senadores y representantes deberían votar sin mangualas politiqueras por la mejor hoja de vida.
Si hay corrupción en la elección de contralor comenzamos mal. Ya el saliente, Edgardo Maya Villazón, lo dijo. Al funcionario vallenato le quedaron pendientes varias tareas contra la corrupción, pero dejó la sensación de un buen trabajo con todas las ollas podridas que destapó y que ayudó a destapar.
Hay que mantener la dignidad del cargo de una entidad concebida para exigir informes sobre su gestión fiscal a los empleados oficiales de cualquier orden y a toda persona o entidad pública o privada que administre fondos o bienes de la Nación. Además debe presentar proyectos de ley relativos al régimen del control fiscal, y a la organización y funcionamiento de la Contraloría General.
Recordemos que entre los opcionados hay nombres que generan desconfianza y otros un poco más de tranquilidad. Se destacan José Félix Lafaurie, Carlos Felipe Córdoba, José O’meara, Marco Antonio Velilla, Alonso Pio Fernández, Julio César Cárdenas, José Joaquín Plata, Gilberto Rondón, y la única mujer de la baraja, Maritza Del Socorro Jiménez.
Sin embargo, todo apunta a que Carlos Felipe Córdoba será el ungido, gracias a su buen puntaje en el proceso de calificación a cargo de la Universidad Industrial de Santander, UIS; a los apoyos de Cambio Radical, la U, los liberales, conservadores y amplia experiencia como vicecontralor general, auditor general y ahora director ejecutivo de la Federación de Departamentos.
El virtual contralor salió bien librado de la entrevista en el Congreso, donde los miembros de Alianza Verde trataron de ponerlo contra las cuerdas.
¿De qué partido político es y por quién voto en las elecciones presidenciales? Le preguntaron a Córdoba, quien aseguró que no pertenece a ningún partido “no porque no lo quiera ni tenga una ideología, sino porque creo que el próximo contralor debe ser independiente. Desde ese punto de vista también le digo el voto es secreto, y por eso no le digo por quién voté”.
No obstante, la última palabra no está dicha. No queremos satanizar a ninguno de los aspirantes, solo invitamos a los congresistas a que elijan a alguien que efectivamente se preocupe por ayudar a reorganizar las finanzas públicas, envueltas en una profunda crisis producto de la inestabilidad social y económica generada por la corrupción, que según balance del contralor saliente, nos ha costado 50 billones de pesos en los últimos años.