Cuando ya estamos cerca de la recta final de los 19 Juegos Bolivarianos Valledupar 2022, es justo reconocer que este certamen de carácter internacional fue todo un éxito en la capital del Cesar.
Ya se puede decir que deportivamente todo salió bien, pero por encima del componente deportivo son muchas las variables que intervinieron para que hoy Valledupar comience a mirarse con otros ojos, es hora de verla como una ciudad competitiva en muchos otros campos distintos al folclor vallenato.
Es cierto que Valledupar es una de las ciudades de Colombia con mayor riqueza cultural, en eso ya está demostrado con creces que la fuerza y representación de sus expresiones folclóricas tiene resonancia internacional, pero ha llegado el momento de iniciar un proceso que también la impulsen en el campo deportivo.
La realización de estos juegos bolivarianos ha permitido el despertar del espíritu deportivo en la ciudad, en su gente, en sus instituciones y en los distintos estamentos sociales. Pero ese mismo fervor debe comenzar a vivirlo y dinamizarlo nuestra clase dirigente unida a todos los sectores que puedan aunar esfuerzos para el logro de grandes propósitos en este sentido.
Pero, además, estos juegos bolivarianos han servido para demostrar también que si es posible que los grandes ‘proyectos y procesos de ciudad’- y el departamento- pueden continuar su marcha de manera positiva sin importar si surgió o lo inició un mandatario de una línea opuesta a quien lo reemplaza en el cargo.
Es de público conocimiento que las primeras gestiones de los juegos bolivarianos iniciaron en el mandato del alcalde anterior Tuto Uhía y que pese a que su sucesor, Mello Castro, fue elegido por corrientes políticas opuestas a su mandato, este continuó el proceso con todo el empeño requerido para llevar a feliz término y hoy ya todos conocemos los buenos resultados.
Lo más importante de todo eso es que Valledupar sale gananciosa como ciudad y logra posicionarse en temas que permiten impactar en el bienestar de su gente.
El llamado entonces es a repensar la dinámica de eventos masivos en Valledupar, esta ciudad ya superó ese concepto de capital musical y ha dado muestras de que está en capacidad para desarrollar grandes espectáculos culturales, pero también en materia deportiva, como se ha demostrado. El Parque de La Leyenda, el centro cultural de la música, las grandes plazas y parques, los grandes auditorios y todos los escenarios deportivos, – que deben tener buen mantenimiento y sostenibilidad – deben llenarse de gente, vida y de emociones, de Valledupar, la nación y del exterior. ¿Cómo lograrlo?, es el gran desafío que viene en los próximos años.