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Una celebración alegre y llena de recuerdos

Agosto es el mes del adulto mayor, y el Icbf llevó una divertida actividad a los residentes en la Casa del Abuelo. EL PILÓN / JOAQUÍN RAMÍREZ.

Sus sueños pasaron a un segundo plano, culpa del profundo olvido propiciado por sus familiares. Algunos sonríen, otros prefieren dormir y dejar el presente a la imaginación. Así están los residentes de la Casa del Abuelo en Valledupar.

En agosto, los adultos mayores celebran su mes, una oportunidad para exaltar con respeto la sapiencia y valentía de los abuelos, quienes han abierto y caminado las sendas que hoy atraviesan las nuevas generaciones.
El tiempo largo y triste en el que viven, no hace eco en Gilberto Pacheco, uno de los 50 ancianos guiados y protegidos por las Hermanitas de los Pobres, ‘Mi Casa’.
“La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Proverbios 20:29). Esta frase permanece en la memoria de Pacheco, un hombre de 81 años nacido en Arenal, sur de Bolívar, pero hecho y criado en los campos de Chimichagua, Cesar.
Muy animado, a pesar de estar aferrado a un caminador, Gilberto Pacheco atendió el llamado de un recreacionista, éste pedía que un abuelo saliera del público e hiciera un ejercicio al frente; unos dijeron no, otros solamente arrugaron la cara y en últimas se hicieron los dormidos.

“Me levanto a las 5:00 de la mañana, saco unos perros que tengo por ahí, y luego me voy ayudar a las sirvientas a la cocina”: Gilberto Pacheco.

Gilberto fue placentero. Salió de un extremo del aula múltiple de la Casa del Abuelo y posando ante los espectadores, convocados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, cumplió la solicitud de recrearse con otra persona.
Al terminar la acción, regresó a un rincón y siguió deleitándose con los chistes y rondas de los recreadores, agrupados por Generaciones con Bienestar, un programa del Icbf que busca promover la garantía de los derechos en menores.
“Aquí no me falta nada; ni dormida, ni comida”, dijo Gilberto, quien lleva 10 años en la Casa del Abuelo, después de haberse dedicado más de 40 a la siembra de maíz, ajonjolí, yuca, plátano, entre otros productos de la agricultura.

Como él, muchos adultos mayores pasan su vejez sin la compañía de una esposa, los hijos o los nietos, quizás la más grata felicidad de cualquier padre.
“Llegué al Cesar cuando esto todavía pertenecía al Magdalena. Mis padres nunca tuvieron como ponerme a estudiar por eso no estudié, y por eso me fui a Chimichagua, porque salí en busca de mi propio futuro”, declara Pacheco, demostrando que su mente, políticamente hablando, está lúcida; sabe que Juan Manuel Santos se posesionó el pasado siete de agosto, que es su segundo mandato, y rememora el hecho que marcó su vida, la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, dirigente político colombiano cuyo asesinato se dio el 9 de abril de 1948. “Cuando mataron a Gaitán, me vine yo para el Cesar”.
“Tengo dos hijos y cuatro nietos, pero viven en Santa Marta. Yo sonrío, aunque muchos aquí (Casa del Abuelo) no les gusta, son amargados. Me levanto a las 5:00 de la mañana, saco unos perros que tengo por ahí (risas) y luego me voy ayudar a las sirvientas a la cocina”, afirma.
Hace algunos años utiliza un caminador, debido a que presenta desviación en la columna, “yo sonrío ante las cámaras, no tengo problema en hacerlo y tampoco en pedir que tomen otra y otra (risas)”, finalizó.

Generaciones con Bienestar
Este programa es desarrollado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, en el país para formar a niños y adolescentes como sujetos de derechos, prevenir el embarazo a temprana edad, el consumo de sustancias psicoactivas, el reclutamiento forzado, el trabajo infantil y otras problemáticas a las que están expuestos los menores de edad. Más de 50 menores compartieron el viernes anterior con los adultos de la Casa del Abuelo en la capital del Cesar.

Puntos de vista

Iris María Roca, Coordinadora de Generaciones con Bienestar

“Esta es una proyección social con el adulto mayor, el Icbf está dirigiendo un programa, Generaciones con Bienestar, tenemos en todo el Cesar 5.750 niños y adolescentes. Quisimos que en esta ocasión los niños compartieran con los adultos”.

Sol Magdalena del Socorro, Hermanita de los Pobres

“Recibimos esta actividad con mucha alegría porque nos hace sentir feliz. Estamos en el mes del adulto mayor y ellos se ponen felices cuando llegan personas a traerles regalos, música. Aquí se olvidan de sus penas y sus dolores”.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
carlos.jimenez@elpilon.com.co

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