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¡Una buena noticia!

En medio del profundo dolor por el ataque terrorista ocurrido en Barcelona (España), que ha dejado un saldo trágico, hasta ahora de 13 personas muertas y más de un centenar de heridos, y del más reciente escándalo de corrupción que involucra a los magistrados de la honorable Corte Suprema de Justicia: Leonidas Bustos, Francisco Ricaurte y Camilo Tarquino -se aclara que de honorable le queda muy poco-, emerge una noticia positiva, de esas que no se dan con mucha frecuencia en nuestra querida Colombia, y que beneficia, por fortuna, el maltratado bolsillo de nosotros los contribuyentes. Se trata, nada más y nada menos que a partir del primero de septiembre de este año, es decir del mes entrante, Electricaribe empezará a devolver aproximadamente $20.000 millones de pesos a los usuarios de estratos 1 y 2. Estos dineros, empero, no serán devueltos en efectivo, sino que se descontarán del valor del consumo, especificándose en la factura el concepto y la cuantía del mismo.

Recordemos que el Gobierno subsidió a los estratos menos favorecidos, a través del Fondo de Energía Social (Foes), pero esos dineros fueron “desviados” -perdón por el eufemismo- y, gracias a la investigación exhaustiva llevada a cabo por la Contraloría General, en cabeza de nuestro coterráneo Edgardo José Maya Villazón, se logró establecer un desfalco a la nación por parte de Electricaribe, calculado en la suma de $78.500 millones de pesos.

Lo acontecido con la Electrificadora del Caribe (Electricaribe), surge en momentos en que se propone la tercerización en la Empresa de Servicios Públicos de Valledupar (Emdupar), con el argumento de siempre: “La inviabilidad de la empresa, por el bajo recaudo”. De ser aprobada la susodicha tercerización -léase privatización gradual-, se anuncian, desde ya, medidas tales como el cambio de contadores a efectos de mejorar el recaudo.

Esto pone de relieve el tema de la conveniencia o inconveniencia de la privatización de las empresas públicas, partiendo de lo que todos sabemos, y es que el Estado es un pésimo administrador. No obstante, tampoco podemos omitir el hecho palmario, que hoy por hoy, en el sector privado también proliferan, y muy a menudo, actos de corrupción que afectan seriamente la eficiencia y calidad en la prestación del servicio, y para muestra dos botones que son: Electricaribe y las Empresas Promotoras de Salud. Aquí sucede entonces, lo que reza el viejo, y conocido refrán popular: “Si por aquí llueve, por allá no escampa”.

darioarregoces@hotmail.com

Por Darío Arregocés

 

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