Una interesante hoja de ruta tienen los congresistas recién elegidos, y que tendrán que asumir sus funciones el próximo 20 de julio, al igual que todos los candidatos a la Presidencia de la República, en los resultados de una encuesta de opinión pública realizada por la firma Datexco, contratada por el diario EL TIEMPO de Bogotá, de manera paralela a las preferencias electorales.
La encuesta muestra el orden de preocupación de los entrevistados, que refleja, de buena manera, al universo del colombiano común y corriente: el desempleo es el principal problema para el 20 por ciento de los encuestados y la pobreza para el 10 por ciento de los mismos.
El orden de los otros temas también es interesante y marca una jerarquía importante, en torno a los problemas que más afectan la vida cotidiana de nuestra población en la actualidad: calidad de la salud, inseguridad en las ciudades, cobertura del servicio de salud, conflicto armado, calidad de la educación, corrupción política, cobertura en educación y luego otros problemas que no se precisan.
Es de destacar en esta encuesta, que la urgencia para los encuestados ya no es el problema de la inseguridad y la solución al conflicto armado, prioritarios cuando se eligió a Álvaro Uribe Vélez, en el 2002, temas que ahora pasan a un segundo orden, aunque sigan siendo importantes. Ahora son los problemas económicos, como el desempleo y la pobreza, los prioritarios; seguidos por otros temas de carácter social.
En efecto, el aumento del desempleo, como consecuencia de razones externas e internas, que llegó a una tasa promedio nacional superior al 14 por ciento, y afecta a más de tres millones de colombianos, es decir a unos doce millones de personas, es una verdadera bomba de tiempo.
Y ante este desempleo tan grande, uno de las tasas más altas de América Latina, el próximo gobierno tendrá que pensar – de manera prioritaria y urgente- para poder afrontarlo, con políticas económicas sólidas y contundentes, concertadas con empresarios y organizaciones de trabajadores, a partir de modelos como los aplicados en España.
Adicionalmente, está el tema de la pobreza y la inequidad. Como consecuencia de la crisis económica ha subido la pobreza extrema y la marginalidad, y así lo siente y lo sufre la gente. Colombia debe diseñar políticas focalizadas y efectivas de lucha contra la pobreza extrema, claro, pero la mejor política contra la pobreza es una buena política económica que propicie la generación de empleo masivamente.
Es de destacar en este estudio de opinión la gran prioridad que los colombianos le están dando a los temas de la calidad y la cobertura en los servicios de salud, reflejo quizás de la crisis estructural que vive el sector y que se evidenció, aún más, con la emergencia social convocada por el gobierno recientemente. Igual sucede con opinión en torno a la calidad y cobertura de la educación.
Lo anterior demuestra que los colombianos piden unas políticas sociales más eficientes, específicamente en estos dos sectores; ya no basta con destinar más recursos públicos a salud y educación sino que se requiere una mayor gerencia pública, más gestión, sobre los mismos, con indicadores y resultados efectivos.
En estos dos sectores se ha hecho un gran esfuerzo fiscal, es decir en materia de inversión de recursos públicos, pero no este esfuerzo no se ha reflejado proporcionalmente en resultados. En estos temas debería existir una calificación más estricta a los alcaldes y gobernadores, a la hora de asignar los recursos.
Sorprende que los encuestados no le den una prioridad mayor al tema de la corrupción política, que debería ser un problema que tuviera una mayor significación en la agenda pública del país. Las elecciones parlamentarias que se acaban de realizar en el país confirman que el clientelismo y la vieja forma de hacer política siguen vigente, y afectan y desprestigian nuestro sistema electoral.
De otra parte, sorprende también que la grave crisis de la justicia, rama que afronta un serio problema de congestión, falta de personal, recursos financieros y gestión, no esté entre los problemas que más afectan y preocupan a los colombianos, pero quizás se debió a una omisión en la encuesta.
De todas formas, esta interesante encuesta es un buen reflejo de lo que sienten, sufren y piensan los colombianos, actualmente; y consideramos que debería ser tenida en cuenta por los congresistas electos, como también por los actuales candidatos y el Presidente que resulte electo en la primera o en la segunda vuelta, tiene en ella un buen insumo de lo que podría ser un buen plan de gobierno, pensado en las prioridades de la gente.