La máxima de que no somos profetas en nuestra tierra es muy cierta. Hay un vallenato que está dejando muy en alto el nombre de Colombia a nivel mundial, pues con su trabajo demuestra que somos capaces, talentosos y que hay gente preparada a medírsele a cualquier reto donde sus conocimientos sean requeridos para ponerlos a prueba, empresas del más alto nivel en donde los estándares de seguridad requieren contar con un personal calificado y dotado de unas excelsas condiciones intelectuales y personales, superiores en todo sentido, no cualquiera llega a trabajar con la empresa creadora del avión de transporte de pasajeros más grande del mundo como lo es AIRBUS (quizás en la actualidad el Santo Grial de la Aviación) competencia Europea de la Estadounidense BOEING.
Ronie Gnecco logró ingresar a trabajar hace unos años con este “monstruo” de la aeronáutica mundial en una posición de gran relevancia, pues él es uno de los pocos Ingenieros de Producción, un cargo de suprema trascendencia y responsabilidad dentro de la compañía; es primordial resaltar que Gnecco fue parte fundamental en la construcción y lanzamiento en Toulouse Francia, del nuevo A350 el modelo de larga autonomía y mediana capacidad del fabricante, con una capacidad para 350 pasajeros y un radio de acción de hasta 15.000 kilómetros sin escala, el reciente vuelo inaugural fue todo un éxito, y allí estuvo un hijo de esta tierra tomando “Champagne” y celebrando con los accionistas, directivos, ingenieros y pilotos de la nueva panacea del transporte aéreo, el próximo año Airbus tiene previsto entregar su primer modelo a la prestigiosa aerolínea Qatar Airways de Emiratos Árabes.
Aunque Ronie es vallenato, desde muy pequeño se fue a estudiar al exterior pero nunca se desvinculó de su tierra y siempre retornaba a pasar vacaciones a su casa paterna, donde mi amigo; el empresario guajiro Nelson Gnecco, quien siempre se esmeró por darle a sus hijos una formación académica en las mejores Universidades y quien además les enseño a valerse por sí solos y lograr triunfos en base a sus propias capacidades, miremos el caso de Ronie, en donde no hay recomendaciones ni influencias que valgan para ingresar a una empresa de tal prestancia, allí solo sirve su hoja de vida y su inteligencia, por eso mi columna de hoy es un merecido y sencillo pero sincero homenaje a un paisano y amigo que con esfuerzo y dedicación deja nuestra bandera en alto.
Por Julio Mario Celedón