Tratar de llevar un mensaje claro, con argumentos legítimos y sin descuidar las razones que te llevan a profundizar en el tema que decides exponer, es un gran compromiso. Es tan cierto esto, como igual de cierto es el compromiso de asumir la representación de un sector de la cultura de nuestro pueblo del alma.
Al hablar de la cultura y buscar una definición que estuviese enmarcada en el sentir humano nos encontramos con esto: “El conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. Es claro.
Soy miembro del Consejo de Cultura de Valledupar y creo entender esta definición y ese gran compromiso asumido por las mismas razones que define de forma global la cultura y a quienes de manera especial logran desarrollar su modo de vida y los demás derechos fundamentales del ser humano que le imprimen una sustancia especial al término cultura.
Al asumir el compromiso de ser parte activa del Consejo municipal de cultura de Valledupar, oficialmente posesionado para el periodo 2020– 2022, y cuyas funciones están definidas por la Ley 397 de 1997, Ley general de cultura, la cual establece que el Consejo municipal de cultura es la instancia de concertación entre el Estado y la sociedad civil encargada de liderar y asesorar al gobierno municipal, en la formulación y ejecución de las políticas y la planificación de los procesos culturales.
El artículo 61 de la ley de cultura, en el inciso 2, dice textualmente: “Actuar como entes articuladores de las actividades relacionadas con el fomento, la promoción y la difusión del patrimonio cultural y artístico de las entidades territoriales”. La ley 397 de 1997 en el artículo 17 habla del fomento: “El Estado a través del Ministerio de Cultura y las entidades territoriales, fomentará las artes en todas sus expresiones y las demás manifestaciones simbólicas expresivas, como elementos del diálogo, el intercambio, la participación y como expresión libre y primordial del pensamiento del ser humano que construye en la convivencia pacífica”. ¿Será que esto es letra muerta o lo interpretan a su acomodo algunos leguleyos por ahí?
Algo de esto no ha entendido la administración presente y quienes llevan sobre sus hombros el compromiso de ponderar al Consejo de Cultura en ese adeudo de fomento, promoción y difusión del patrimonio cultural y artístico.
Los consejeros no somos convidados de piedra y sus recomendaciones no son un saludo a la bandera, es necesario concertar, dialogar y saber escuchar; no imponer criterios de dos o tres cuando la cultura es tan amplia.
Le pedimos señor alcalde Mello Castro sentarse a dialogar con el Consejo municipal de cultura, del cual usted hace parte pero brilla por su ausencia siempre, y reestructurar esa convocatoria: La cultura va 2021. Creeríamos que así no va, por ahí no es. Solo Eso.