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Un sistema de salud enfermo, disfrazado y fracasado

La grave crisis que enfrenta hoy el sistema de salud, evidenciado en los últimos días por los paros hospitalarios, las congestiones de los servicios de urgencias en los hospitales, los repetitivos paseos de la muerte, la continuidad de las tutelas contra las EPS, la declaratoria de la emergencia sanitaria por el virus del Zika y el desfinanciamiento del sector de la salud, ponen de relieve que la ley estatutaria de la salud (Ley 1751/15) ha sido totalmente ineficaz. Vale la pena recordar las palabras pronunciadas por el Presidente Santos al sancionar la tan cacaraqueada ley, el 16 de febrero del año anterior; esto dijo: “Hoy es un día muy importante para los colombianos porque con la Ley Estatutaria que sancionamos se acaban varias cosas. Se acaba el ‘paseo de la muerte’, se acaban las excusas para interrumpir tratamientos de los pacientes, se acaban los abusos de los precios de los medicamentos. Y en adelante serán los médicos, no las EPS los que decidirán sobre el tratamiento que recibirán los pacientes”.

Creo que los hechos hablan por sí solos, el Presidente le mintió al país; pues el problema de la salud en Colombia no se resuelve a parir de las letras muertas y frías de una ley. Y es que no puede ser eficaz ninguna ley, ni mucho menos eficiente un sistema sanitario cuando los derechos de los colombianos se han convertido en simples mercancías e instrumentos de negociación; hoy a voz populi se dice que la salud no es un derecho sino un negocio privado tolerado por el Estado. Que se puede decir de un sistema de salud donde los prestadores (IPS) atienden a los pacientes en los pasillos; un sistema donde los usuarios tiene que comprar los medicamentos e insumos y para colmo de males le cobran al Estado un servicio de hotel estelar; que se puede decir de un sistema que le sigue negando la atención al usuario originando el fatídico paseo de la muerte como quedó evidenciado con el deceso de una señora en el Transmilenio en Bogotá hace pocos días; que se puede esperar de un sistema incapaz de auspiciar y mantener campañas serias de prevención y promoción de la salud o como se explica el azote del mosquito trasmisor del Dengue, Chikungunya y el Zika que hoy tiene en jaque a la población de mujeres gestantes, a quienes se les ha recomendado desembarazarse, es decir, matar a los bebes, antes de fumigar y matar al perverso mosquito; que se puede decir de un sistema que le ha otorgado gran poder a las EPS convirtiendo la prestación del servicio de salud en un cartel empresarial de comerciantes y políticos para obtener exorbitantes utilidades.

Que podemos esperar de un sistema donde el aparato estatal ha perdido toda su capacidad de gestión frente a la habilidad y astucia de las EPS que cada día hacen más fuerte e insoluble la relación salud-política, matrimonio que se refleja cuando buena parte de congresistas se declaran impedidos para participar en los debates de reforma al sistema de salud por tener intereses personales en las EPS e IPS. En definitiva hoy podemos asegurar que tenemos un sistema de salud enfermo, funcionando bajo un esquema operativo disfrazado de ser bueno siendo totalmente perverso y a todas luces fracasado.

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Carlos Guillermo Ramirez: