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Un pueblobellano que dejó las armas por la paz

Gabriel Pérez Lemus salió de Pueblo Bello desplazado por amenazas de muerte perpetradas por la guerrilla de las Farc. En el 2003 decidió ingresar a las filas de las Auc. EL PILÓN / Jaider Santana.

En las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, a una altitud de 1.200 metros sobre el nivel del mar, está un pueblo rico en belleza tropical, productor agropecuario donde el cultivo del café ocupa un renglón preferencial de la región Caribe de Colombia. Allí, la violencia dejó una huella inolvidable.

De Pueblo Bello, hogar de la etnia indígena Arhuaca, el 20 de enero del año 2000 Gabriel Pérez Lemus salió desplazado por amenazas de muerte perpetradas por la guerrilla de las Farc. El hombre se fue de su tierra, a los tres años retornó pero con la decisión de ingresar a las filas de las Autodefensas Unidas de Colombia y así lo hizo; 12 años después de su paso por las Auc volvió a ser un ciudadano reintegrado a la sociedad civil y entonces contó cómo fue su paso por el grupo al margen de la ley.

“Me sentía estropeado con tanta violencia y fue una decisión equívoca, tomar las armas no es bueno, la mejor decisión es pensar y se piensa educándonos como ciudadanía porque el conflicto pone a los hijos de los pobres de carne de cañón convertidos en muchas cosas, la idea es que Colombia cambie esa estrategia”, declaró el hombre de 37 años de edad.

Esta es la población más joven del Cesar, fue creada en 1997 y se ha caracterizado por tener la capital de los arhuacos como es Nabusímake (Tierra donde nace el sol), pueblo ubicado a dos horas del casco urbano.

Los campesinos de esta zona vivieron atemorizados por Rodolfo Lizcano, alias ‘38’, quien terminó suicidándose en 2004, en especial las familias que vivían en el corregimiento de Las Minas de Iracal, que en dos décadas vieron morir a 84 de sus miembros.

Gabriel, quien fue certificado hace algunos días por la Agencia Colombiana para la Reintegración, ACR, como un ciudadano que cumplió su ciclo para retornar a la sociedad: “Para construir paz se necesitan 48 millones de colombianos y no dos o tres personas reintegradas. Se necesita que en cada hogar de este país se tome esa posición de crear la educación por los niños”.

Él era hijo de padres desplazados, antes de pertenecer a las Autodefensas Unidas de Colombia quedó en medio del fuego cruzado, al ver tanto abuso y atropellos decidió acoger una decisión a la que hoy ve como equivocada, estar en las filas de los paramilitares.

Fueron tres años inmersos en las Auc donde perdió familiares, amigos y hasta se alejó de su convicción de soñar.

Pudo más el rencor que la expectativa de los sueños, pero al final conjugó en su mente que no tenía más opción que retirarse de las armas y acogerse a la justicia colombiana, luego a la educación básica secundaria y finalmente, la técnica.

Con el pasar de los días, observó que no era lo que quería, entonces se desmovilizó, pasó estudiar mercadeo y luego manejo de cría caprina y salud ocupacional.

“Me gustaría decirle a Colombia que la paz debe construirse con respeto, primero a nuestros semejantes y luego a las personas que están a nuestro alrededor”.

El papa Francisco pidió en la víspera de la Navidad “iluminar los esfuerzos del pueblo colombiano” para que prosiga su búsqueda de la paz.

La guerrilla de las Farc y el gobierno de Colombia entablaron hace tres años un diálogo para terminar con medio siglo de enfrentamiento armado. Hace poco más de dos semana, las dos partes dieron un paso decisivo hacia la firma de la paz que negocian en Cuba, comprometiéndose a reparar a las víctimas del conflicto y castigar a los culpables de delitos atroces.

Este proceso no solamente incluye a guerrilleros y Estado, es todo un país que al final irá a las urnas para dar el sí o el no al proceso de paz que se cumple en La Habana.

“En este país debe haber equidad y respeto, tenemos que opinar los colombianos porque no es entre un grupo de 40 o 50 personas. Estoy de acuerdo con que haya proceso de paz, pero también estoy de acuerdo con que todos debemos de forjarnos para lograr la paz, Colombia necesita la igualdad en educación, salud, empleo, porque es difícil hablar de paz en un país que no genera empleo porque un padre con hijos no puede vivir en paz cuando no tiene qué llevarle a sus hijos”, aseguró Pérez Lemus.

El conflicto en este país, que comenzó como una rebelión campesina, es uno de los más largos en el mundo y ha causado unos 220 mil muertos y seis millones de víctimas.

Gabriel le pide a la sociedad sentirse orgullosa de ser colombiano, pero le reitera al Gobierno Nacional que debe tener un compromiso por mejorar en calidad.

“La paz se construirá con la opinión de cada colombiano, el país necesita mucho porque a veces no se le da el manejo que pagamos con nuestros recursos eso causa todo tipo de deserción porque no hay ayudas para salir adelante. Necesitamos volvernos forjadores de crecimiento y desarrollo para que haya paz”, recalcó Aguilar Lemus.

Son muchas las incógnitas que aún persisten frente al último punto de paz que queda por debatir en La Habana y que será objeto de estudio el próximo año cuando se reanuden las conversaciones entre el Gobierno y las Farc.

En realidad es el punto tres de la agenda pactada en el acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, está relacionado con el fin del conflicto y que incluye cese del fuego bilateral y definitivo, concentración de fuerzas, dejación de las armas y reincorporación de los guerrilleros a la vida civil.

Se espera que el 23 de marzo del 2016, fecha fijada recientemente por el presidente Juan Manuel Santos y ‘Timochenko’, como día en que se logre la firma total del acuerdo.

La zona más temida por los habitantes de Pueblo Bello es el puente de La Honda, que queda en la vía que lleva al pueblo.

“Estoy de acuerdo con que haya proceso de paz, pero también estoy de acuerdo con que todos debemos de forjarnos para lograr la paz”.

Por Carlos Mario Jiménez
carlos.jimenez@elpilon.com.co

 

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