Varias son las voces que señalan que el Plan de Ordenamiento Territorial de Valledupar se construye de espaldas a las realidades de la ciudad, cuando el primer mandamiento para elaborar un POT es que sea participativo y de cara a las necesidades y ofertas de los municipios.
Los expertos –y así lo dice la norma- se construyen con la sociedad civil, desde su diagnóstico hasta su formulación y aprobación. Ya la Unión Temporal POT 2013, contratada por la Administración Municipal para este fin, hizo la socialización en mayo pasado del diagnóstico del Plan de Ordenamiento que se supone será la carta de navegación de Valledupar hasta el 2029. Fue una socialización que dejó un mal sabor entre los pocos grupos de la sociedad que asistieron porque no hubo oportunidad de controvertir ni preguntar, ni siquiera el equipo consultor mostró suficientemente los estudios que soportan ese diagnóstico. Algunos sectores de la sociedad civil dicen que la estrategia del Consultor es que entre menos se conozcan detalles de cómo se está haciendo el POT, menos resistencia tendrá más adelante.
Esta actitud es un error. Valledupar debe ser estudiada en el entorno regional, a largo plazo, para que el Plan que finalmente sea aprobado tenga proyectos que respondan a las necesidades de las personas que viven en la ciudad y las que llegan a buscar sus servicios. ¿Existe un estudio de población o el análisis y proyección de cuántos habitantes tendrá Valledupar en el 2029? Son solo unas inquietudes que si no se tienen en cuenta ahora, no puede haber una propuesta coherente al final porque la capital del Cesar es la respuesta de su entorno, no es una isla.
En pocas palabras esta ciudad es el producto de lo que sucede a su alrededor. Para citar solo un ejemplo: qué incidencia tiene la construcción de la Universidad Nacional en el municipio de La Paz, en las vías, en la economía o en el diario vivir de los vallenatos. En términos generales los cesarenses no estamos preparados para este tipo de retos, de ahí que se cuestione que sea una firma de afuera la que venga a decirnos cómo queremos vernos en doce años, ni siquiera, hasta ahora, tenemos visión de futuro. EL PILÓN invita a que se abra el debate antes de seguir con la parte propositiva del POT, para establecer si el diagnóstico hecho es el adecuado o responde verdaderamente a la Valledupar del futuro.
Es importante que la Alcaldía de Valledupar asuma su papel de supervisión con criterio ético y no basado en intereses puntuales, como sucedió con la modificación excepcional que se le hizo al POT hace dos años; al igual que la interventoría que no se le ha escuchado ni una palabra al respecto. Este Plan de Ordenamiento debe interesarle a las universidades, porque no se sabe cuál es su nivel de involucramiento en la construcción del futuro de la ciudad, son unas universidades ajenas al desarrollo; lo mismo con los gremios de la producción, la sociedad civil en general, porque solo habrá tranquilidad cuando sepamos que el Concejo Municipal y las instancias de Planeación están capacitadas para estudiar, aprobar y ejecutar, con presupuesto claro está, lo que se propondrá con el nuevo POT y no suceda lo mismo con el que se aprobó en 1999, que dejó planteados unos estudios que nunca se hicieron y que hoy se necesitan. La reflexión final es para el Alcalde Freddys Socarrás y su equipo de trabajo, que no debe permitir una supervisión y una interventoría débil, que termina aceptando las cosas como se las entrega la firma consultora.