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Un pollo en Panamá 

Hoy recuerdo con inmensa alegría cuando el maestro Escalona fue nombrado cónsul en Panamá como premio no a sus condiciones e ideologías políticas, sino como digno representante de un pueblo que bastantes glorias le ha dado al país a través de una música encarnada en este eximio personaje, que nunca anduvo en busca de prebenda alguna dentro de lo público. 

Y digo con profunda alegría porque la historia cuando es buena se repite, como está sucediendo a través de un joven ilustre de mi provincia, quien ha sido designado por el Gobierno nacional en cargo similar, quien como representante por prototipo familiar de los buenos tiempos del Partido Conservador, y digno profesional de la cultura y de las leyes, quien bajo la modestia del silencio, ha venido trabajando dentro del orden administrativo en temas económicos y sociales del departamento del Cesar y sus comunidades. Inmensa satisfacción producen estos nombramientos, que si el Gobierno nacional se cubriera de este tipo de jóvenes quizás podría sentirse uno como seguidor de estas políticas que se pregonan como del “cambio”, pero que este no se ve por ninguna parte y solo con hechos como este, le encienden a uno el optimismo de cosas mejores, pues la formación integral e intelectual de este joven está enmarcada por la moral y buenas costumbres de una educación informal fruto de las familias honestas y de respeto social, que de orígenes humildes vestidos por la modestia, todo lo que alcanzaron y alcanzan es fruto del esfuerzo con muchos sacrificios en todos los aspectos; y además todo lo que tocan lo convierten en actos de buena fe, pues tratan de evitar los errores y los males políticos que acechan a la gente importante. 

Si en otros tiempos nos extasiábamos, como aún lo hacemos con los cantos y la representación de aquel inolvidable Rafael, hoy lo continuaremos haciendo no solo con música, sino con los temas humanísticos y de servicios que como buen profesional y amante de esta tierra lo hará y seguirá haciendo este amigo, designado como cónsul de Colombia en Panamá, el sobresaliente e integrante de las juventudes del buen conocimiento, y que pondrá en alto el sentimiento sociopolítico y económico de su tierra, quien no es otro sino, José Antonio Soto Murgas, profesional sinónimo de bondad. 

Las buenas gestiones saldrán de su mano y que como agua bendita nos refrescará a todos. Para que un estado, gobierno, asociación, institución, u otra entidad cualquiera que sea, adquiera dignidad, eficiencia y respeto, se necesita de jóvenes como este, gran representante de la sociedad vallenata y de los jóvenes de altura intelectual. Quien anda asido a la mano a Dios, a su familia, a sus costumbres y a su disciplina moral, andará siempre por buen camino. 

Este amigo construirá puentes en donde haya necesidades; y si le ponemos atención a los hechos políticos y nos damos cuenta que están representados por buenos hombres, tendremos la obligación de respaldarlos y respetarlos sin salirnos de nuestros principios básicos que enmarcan nuestras normas ideológicas. Gloria a él y buena suerte.

Por Fausto Cotes N.

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