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¡Un pequeño homenaje a los abogados en su día!

Hoy 22 de junio se celebra el Día del Abogado en Colombia y además de felicitarlos por la labor que realizan en aras de equilibrar la balanza social y promover el buen juicio de los ciudadanos, es mi deseo que reflexionemos un poco sobre la importancia de consultarlos, no cuando el problema se volvió insomnio, sino cuando la duda toca nuestra puerta en diversas circunstancias a lo largo de la vida. Eso sí, para cuando termine de leer este breve homenaje, dejará de creer que el mejor amigo del hombre es el perro, toda vez que el abogado sin ladrar, le espanta una bancarrota, un mal divorcio o 40 años en prisión.

Cuando de dudas en el amor se trata, las personas suelen hablar con un amigo que lo aconseje sobre si debería casarse o no, pero si su amigo fuese un jurista, lo que le aconseja es firma de capitulaciones, así logrará evitar que una persona interesada se quede no sólo con su dignidad, sino con bienes producto de un capital que usted solito trabajó y ahorró. Es así como nuestro amigo el abogado no sólo nos ahorra una mala jugada, sino que nos sube la moral y nos levanta la autoestima.

Ni hablar de cuando las personas se emocionan en montar su propio negocio; muchos consideran que lo único importante es tener el producto o servicio que van a ofrecer, olvidando aspectos que consideran triviales pero que al final de la experiencia jamás volverán a pasar por alto. Al crear una empresa, muchos se enfocan en el punto de venta, los uniformes, escoger unos empaques bien bonitos, contratar personal, realizar un registro en cámara de comercio y listo, a vender se dijo. Pero, lo primero que haría el amigo en cuestión es preguntarle qué tipo de sociedad va a crear, ya que por no tener clara la diferencia entre una sociedad limitada y una sociedad anónima, puede estar respondiendo con su propio patrimonio. Ahora bien, así como algunos se emocionan creando empresa, otros se emocionan ahorrando a expensas de la liquidación del personal, y por no pagarla, después de varias citas en la oficina de trabajo, le llega un embargo que pudo haber evitado. Como podemos ver, tanto en el amor como en los negocios debe estar presente el rey de la balanza.

Los casos más inesperados siempre ocurren en el campo social, en medio de las risas, los amigos y las copas; un amigo abogado siempre le recordará: “No maneje, entregue las llaves, pida un taxi, ya no debe tomar más, cuide sus palabras, no discuta con nadie”.  Pero si no logró contar con esos buenos consejos y se encuentra frente a una demanda ya sea por accidente de tránsito o lesión personal, su amigo abogado le recordará que debe decir que se encontraba bajo los efectos del alcohol, toda vez que, si demuestra que no se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales, la pena no será tan grave.

Por último, quiero hablar sobre los casos que a mi forma de ver son los más tristes y lamentables, ya que por querer hacer más terminan haciendo menos, y es cuando algunas personas se emocionan al ver un vehículo o una casa con un precio tipo promoción, la cual consideran que sólo un bobo no compraría, pero resulta que es el mismo bobo incauto el que la compra, sin percatarse de una falsedad marcaria, que un abogado hubiese logrado evitar solicitando la originalidad del automotor ante las seccionales de investigación judicial. También están los casos relacionados con la compra de vivienda, que, al no pedir un certificado de libertad y tradición, terminan es adquiriendo tan sólo unos documentos sin validez, toda vez que no aseguraron la compra de la posesión del inmueble.

La justicia suele estar representada por una mujer con los ojos vendados con la espada en una mano y la balanza en la otra, recordándonos la igualdad a la que todos tenemos derecho y la fuerza que hace referencia a los cuerpos de seguridad para que se cumplan las decisiones. Desde mi punto de vista, la mujer vendada nos está haciendo una invitación a escoger entre dos opciones: la primera es la balanza, con la que nos aconseja tener cerca a un amigo abogado para que nos represente, y la segunda opción es luchar, contra el sistema y nuestras malas decisiones, olvidando que la justicia es ciega, y en sus manos, solo están sus servidores.

Si tiene un amigo abogado, felicítelo y frecuéntelo; y si no lo tiene, aún está a tiempo de conseguir uno para compartir muchas anécdotas y aprender a vivir en sociedad sin exponer su ingenuidad.

María Angélica Vega Aroca 

Psicóloga – Escritora

Categories: Cultura
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