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Un país de pobres y corruptos

POR: INDALECIO DANGOND BAQUERO

Esta semana recibí dos correos que muestran la cruda realidad de los problemas de pobreza y corrupción en Latinoamérica. El primer correo muestra un video de un acto protocolario en Bogotá, donde se exaltan a los diez jóvenes colombianos más sobresalientes en el 2010. En dicho acto, Kenji Orito Diaz, un joven brillante de padre japonés y madre colombiana, (exaltado por su liderazgo y servicio humanitario), presentó en 15 minutos una clara radiografía sobre la mentalidad de pobreza que existe en la mayoría de la población colombiana.

Hay una frase que me llamó mucho la atención. “Colombia es un país rico, que se da las mañas de vivir en la pobreza porque el colombiano sufre de pobreza mental y le gusta generar pesar porque eso da plata”. Nada más cierto. Solo hay que mirar las miles de personas que se hacen pasar por desplazados para recibir una pensión mensual del Estado o vivir de las limosnas que reciben en los semáforos.

Este sufrimiento de pobreza mental, obedece en gran parte al paternalismo de los Gobiernos de turno, que no han querido entender que si valoramos el recurso más grande que tiene nuestro país, que es su gente, podremos conseguir el éxito y el progreso de nuestra nación. Qué bueno sería buscar otras alternativas distintas a los mal llamados programa de inversión social y programas de alimentación comunitaria operados por Acción Social, Bienestar Familiar y los Gobiernos departamentales, los cuales han servido solo para aumentar el número de pobres cada año. Los invito a que mediten sobre estas reflexiones que hace este brillante joven. http://vimeo.com/18737662

El segundo video tiene como escenario la Asamblea Legislativa del Estado de Rio de Janeiro en Brasil, donde la diputada Cidinha Campos, hizo una vehemente intervención en contra de los diputados que infestan la política nacional de su país. El debate que comienza con un tema de política del sector lechero de ese país, se torna bastante caliente, cuando la diputada pide la palabra para denunciar a los diputados que se están “mamando al país” y en especial a un colega suyo que pretende ser elegido como miembro del Tribunal de Cuentas del Estado, a sabiendas que su padre está acusado por actos de corrupción pública. Además, cuestiona fuertemente el hecho de que mientras varios colegas suyos hablan de ética y moral, sus padres, hermanos, tíos, esposas y personas de su total confianza, están presos por actos de corrupción administrativa. Cualquier parecido con nuestra realidad, es pura coincidencia.

Ella, como muchos de nosotros en Colombia, requerimos de las autoridades, exigir como requisito fundamental para ocupar cualquier cargo público o de elección popular, ostentar un conocimiento notorio y una reputación impoluta, porque la corrupción no está en las CAR, en los organismos de control y vigilancia, en el Congreso de la Republica, en los las Altas Cortes, en la Fiscalía y en las entidades públicas, sino en el ADN de las personas. Aquí como allá, cuanto más ladrón, más simpático y más querido por la sociedad.

idangond@opeforestal.com

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