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Un loco con un palo

En las tertulias que tengo en privado le he manifestado a algunos de mis amigos que no se sabe que es más peligroso para el país que los anuncios que hace el gobierno que generan todo tipo de incertidumbres, de miedos y de inestabilidades o aquello que tiene el presidente en su cabeza pero que no lo dice, eso sí es grave.

Por mucho que la guardia pretoriana del presidente Petro se esfuerce todos los días en repetir que todo está bien, que este gobierno  es la panacea pero lo que pasa es que cuando llegaron al poder todo estaba mal y que la oposición está haciendo hasta lo imposible por no dejarlos gobernar, tal vez un poco de cierto en lo último precisamente porque lo que hay es una reacción natural de la oposición que ve amenazada toda la estructura económica del país, la propiedad privada y esa enorme complacencia del gobierno frente a los violentos.

Los que han estado muy cerca del círculo privado de palacio afirman que las cosas no andan bien con la persona del presidente, versiones que van desde una posible adicción al alcohol hasta fuertes episodios de depresión que lo hacen entrar en crisis y termina cayendo en profundos aislamientos que dan incluso al traste con su agenda como mandatario, los incumplimientos de compromisos muy importantes para el gobierno y sus apariciones con anuncios y discurso cargados de incoherencias y fantasías hacen que estemos pasando de la incertidumbre al miedo; adicional a ello, es que el ambiente familiar del mandatario es bien tóxico, los constantes rumores de infidelidades de la primera dama y los líos con su padre y sus hijos son un peligroso cóctel para quien maneja el estado.

El gobierno parece más un partido de oposición o una organización sindical ampliada, su lenguaje cargado de frases como lucha, opresión del capital, clase obrera, desigualdad y ese enfermizo énfasis en la lucha de clases y de género hace que diariamente choque contra una sociedad que aún no acepta que se impongan valores contrarios a los que durante más de dos siglos han soportado esta democracia, imperfecta y con muchos errores por corregir pero democracia al fin.

El presidente está obsesionado con el sector empresarial de este país, sus desplantes y la actitud despectiva y un tanto agresiva no solo de él sino de la mayoría de sus ministros están mandando un peligroso mensaje a un sector de la  ciudadanía que al sentirse respaldada por ese estilo camorrero le da una especie de patente de corso para tomar las vías de hecho como las que ya estamos acostumbrados a ver, bloqueos de vías principales, manifestaciones que terminan en violencia y lo más peligroso la toma por la fuerza de tierras y propiedades que van a terminar otra vez en una población armándose para defenderse con las consecuencias que ya conocemos. 

El riesgo más alto es que el presidente y el gobierno disfrutan de este estilo de confrontación pues ese es su escenario natural; por ende, no resulta gratis el hecho que cada vez que las cosas no le salen como quiere amenaza con lanzar el pueblo a la calle y eso en términos prácticos no es otra cosa que violencia y polarización que mal manejada se puede convertir en focos de más odio y por ende en llevarnos a un estado de constante conflicto.

No nos llámenos a engaños, los gobiernos anteriores no fueron una “perita en dulce” y son en gran parte culpables de lo que hoy padecemos, es decir sin los niveles de corrupción que vimos en los gobiernos de Santos y Duque y que hábilmente fueron aprovechados por la izquierda para hacer una campaña de “cambio” hoy el resultado fuera otro pero el ego de Juan Manuel Santos por su Nobel y las embarradas de Duque subieron al poder a un gobierno peligroso.

En los últimos días vimos a un presidente posesionando en uno de los cargos más importantes del gobierno como es el DPS a la polémica Laura Sarabia, su cara con una sonrisita de satisfacción y triunfo dejó en el público la sensación de que la funcionaria tiene tanto poder sobre el presidente que va a terminar muy mal ese episodio.

La oposición va a seguir intentando hacerle contrapeso, pero un presidente con esa personalidad y con el poder del estado de su lado es un loco con un palo, Dios nos libre.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya.

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