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Un llamado a valorar y potenciar los eventos de alto impacto en Valledupar

El reciente éxito del Décimo Noveno Congreso Colombiano de Medicina Nuclear, celebrado en nuestra ciudad, es un evento que no solo ha dejado una huella en la comunidad científica y médica, sino que también ha evidenciado el enorme potencial que tiene la ciudad para convertirse en un centro de eventos de talla internacional. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este logro fue el resultado del esfuerzo casi solitario del Dr. José Alberto Calderón Agudelo, quien, con perseverancia y determinación, sacó adelante este importante congreso a pesar de las múltiples puertas que se cerraron en su camino.

El Dr. Calderón, un médico nuclear con una profunda pasión por su campo, enfrentó innumerables desafíos en la organización de este evento. A lo largo del proceso, tocó muchas puertas en busca de apoyo, tanto en el sector público como en el privado. Lamentablemente, la mayoría de estas solicitudes no encontraron eco, y el Dr. Calderón se vio forzado a cargar con el peso de la organización casi en solitario. Es en estos momentos donde se pone a prueba el verdadero carácter de los líderes, y el Dr. Calderón demostró ser un líder excepcional.

En medio de esta soledad, la Cámara de Comercio de Valledupar se constituyó en el único apoyo significativo, su intervención fue crucial para que el congreso pudiera realizarse. Gracias a su compromiso con el desarrollo de la ciudad y su visión de un Valledupar más dinámico y conectado, la Cámara de Comercio ayudó a allanar el camino para que este evento se llevara a cabo con éxito.

Este congreso no solo reunió a más de 400 participantes de diversas regiones y países, sino que también posicionó a Valledupar en el mapa de la medicina nuclear. La importancia de este evento radica no solo en su valor académico y científico, sino en el impacto económico que generó en la ciudad. Hoteles, restaurantes, transportes y otros servicios locales vieron un aumento en la demanda, lo que demostró que los congresos de esta magnitud pueden ser un motor de desarrollo económico para la región.

Pero no deja de ser preocupante que un esfuerzo de esta magnitud haya dependido casi exclusivamente del trabajo y la determinación de una sola persona. Esto nos lleva a pensar sobre la importancia de que los entes públicos y la sociedad en general reconozcan y apoyen este tipo de iniciativas. Valledupar tiene el potencial de convertirse en una ciudad de eventos de alto impacto, pero para que esto suceda, es necesario que todas las fuerzas vivas de la ciudad se unan en un esfuerzo común.

La historia del Dr. José Alberto Calderón Agudelo es una lección de perseverancia y un recordatorio de que, aunque el camino pueda estar lleno de obstáculos, los grandes logros son posibles cuando hay pasión y compromiso. No debería ser necesario que un solo individuo cargue con toda la responsabilidad. Es hora de que los entes públicos, las empresas y la comunidad en general abracen, arropen y potencien este tipo de eventos. Valledupar tiene la oportunidad de consolidarse como un destino de eventos académicos y científicos de primer nivel, y con ello, dinamizar su economía de manera significativa.

El éxito del Décimo Noveno Congreso Colombiano de Medicina Nuclear es un testimonio del potencial de Valledupar, pero también una llamada de atención. No podemos dejar que el esfuerzo y la visión de líderes como el Dr. José Alberto Calderón Agudelo pasen desapercibidos. Es hora de que todos nos unamos para hacer de Valledupar un referente no solo en cultura, sino también en ciencia, educación y desarrollo económico. El futuro de la ciudad depende de nuestra capacidad para trabajar juntos y aprovechar cada oportunidad que se nos presenta.

Por: Ricardo Reyes.

Categories: Columnista
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