Una gran capacidad de organización y movilización ha mostrado el movimiento estudiantil que se ha generado en todo el país, con motivo del proyecto de reforma a la educación superior propuesto por el Gobierno Nacional.
Las marchas del jueves, en las principales ciudades del país, se realizaron en orden y en paz, y lograron comunicarle al país la unidad de este sector de la población en contra del proyecto del gobierno para reformar La Ley 30 de 1992. Hay que felicitar al movimiento estudiantil y reconocerle que han tenido un buen resultado en su cohesión y en la ratificación de su inconformidad.
Desde los tiempos de la séptima papeleta para convocar una Asamblea Nacional Constituyente, que terminó con éxito en la aprobación de la Constitución Política de 1991, quizás, no se había visto una gran participación del movimiento estudiantil colombiano en temas trascendentales para la vida del país.
Sin lugar a dudas les asiste mucha razón a los estudiantes de las universidades públicas, al defender mayores recursos para las mismas; y en el caso de las de provincia, como es el caso de la UPC, una mejor distribución de esos recursos entre estas.
En este sentido apoyamos decididamente que las universidades como la nuestra, la UPC, tengan mayores recursos del gobierno nacional y que las del triángulo de oro: Bogotá, Antioquia y Valle, no se sigan llevando la mayor parte de los mismos.
Igualmente, consideramos fundamental constituir fondos de recursos públicos y mixtos, para promover becas y créditos subsidiados que busquen una mayor equidad en el acceso a la educación superior de buena calidad, y principalmente para los estratos uno, dos y tres.
Pero también consideramos acertadas las iniciativas del proyecto oficial encaminadas a lograr una mayor cobertura, se requiere una mayor oferta educativa y de mejor calidad comparada con la actual.
Adicionalmente, hay que reconocer que se hace indispensable mejorar los procesos y las instituciones que realizan la inspección, vigilancia y control del sector educativo. Inclusive convertir al ICFES en una gran Superintendencia de la Educación Superior, con el fin de garantizarles a los padres de familia que cuando su hijo accede a una institución de educación superior en Colombia, de verdad está recibiendo educación integral, crítica y de calidad. Educación para la vida y no sólo para el trabajo…
Sin embargo, ante las nuevas circunstancias, cuando el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos ha anunciado que retirará del Congreso de la República el proyecto en mención, invitándolos a volver a clases para evitar la pérdida de tiempo y del semestre en curso, es necesario que los líderes del movimiento estudiantil analicen con mucho cuidado, ponderación y sensatez, la nueva situación.
Hay que volver a clases la próxima semana; reiniciar los estudios y reflexionar para proponer, desde las bases estudiantiles, una serie de cambios al sistema de educación superior del país. Se justifica la protesta, la inconformidad y la crítica, pero no perder el semestre en curso…
Este fin de semana debe ser para evaluar con sensatez, insistimos, las nuevas circunstancias y comunicar muy bien lo que se decida. Volver a clases no significa que se comparta el proyecto oficial. Se trata de concluir el periodo lectivo y a principios del próximo año, entre enero y febrero, plantear lo que piensa el movimiento estudiantil y tener unas propuestas concretas para marzo, cuando el Congreso vuelve a sesionar. Es la hora de la sensatez.