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Un llamado a construir un pacto de país

Por Eloy Gutiérrez Anaya

A menos de un mes de la primera vuelta presidencial y a medida que cada uno de los sectores en contienda refuerzan sus respectivas estrategias de campaña, los ánimos se crispan y se sube de nivel en la confrontación verbal y en buscar bajo cualquier método desprestigiar al oponente; sin embargo hoy ese discurso subió a un nivel de altísima peligrosidad pues de lado y lado se promueve  llamar a desconocer los resultados si es la izquierda la que gana y por otro bando a llamar a movilizaciones si desconocen dichos resultados; el ambiente está muy caliente. 

Una de las revistas más leídas del país como lo es la Revista Semana sacó en su portada un titular que estremeció a la opinión pública, y no solo al opinador común, no, a importantes personalidades e instituciones, gremios y organizaciones no gubernamentales las que pusieron el grito en el cielo con el titular puesto que después de las declaraciones del comandante del ejército que terminó justificada por medio país incluido el jefe del estado Colombiano, se envía un mensaje de aceptación a que es normal que las FFMM deliberen.

Las reglas de juego planteadas por la Constitución Polìtica que es nuestro pacto como nación, establecieron que las elecciones se ganan en mayoría y si cada uno de los proyectos políticos logra convencer al electorado que lo voten en mayoría, pues sencillamente se debe aceptar puesto que para eso contamos con este pacto social y de estado que nos garantice que somos una sociedad que no solo respeta las reglas de juego sino que ayuda a promover que todos las acaten para conservar nuestra razón de ser como país.

Lo peor que nos puede pasar es seguir promoviendo la cultura del atajo y si las reglas de juego impuestas social y culturalmente no me favorecen, pues sencillamente las cambio a mi favor o las desconozco, y esto por supuesto llevará a que se fragmente el país y se ponga en riesgo la estabilidad ya que al no haber quien defienda y haga cumplir la ley, es una patente para que todo el mundo lo haga bajo la excusa que el otro es el malo y el equivocado y el bueno soy  yo, esto por supuesto es lo que nos diferencia entre una república bananera y un estado serio.

Pensemos por un momento que quien gane las elecciones el próximo 29 de mayo representa todo lo que somos como nación, será el piloto de una nave donde viajamos 50 millones de pasajeros y lo que le suceda al piloto o a la nave misma afectará por igual a todos; no me cabe en la cabeza que una vez en vuelo un sector de los pasajeros quiera sacar al piloto de la cabina a sabiendas que en su intento el avión se irá a pique y no todos tienen paracaídas; si somos conscientes de ello, a pesar de las turbulencias que se presenten en el vuelo el objetivo común es que podamos aterrizar sanos y salvos en este viaje que durará cuatro años, espero que mi ejemplo sea lo suficientemente gráfico para entender lo que está en juego.

Si yo fuera el candidato puntero, suavizaría el discurso, los temas que más impacto han generado sobre un importante sector de la economía tales como el fin de las EPS, el revolcón de las pensiones, la transición energética, el impuesto a la tierra improductiva y la construcción del tren hacia el Caribe; ya debería estar haciendo consensos con cada uno de los empresarios que hoy participan en esos sectores, es decir, no es verdad que les voy a acabar el negocio mediante un decreto firmado el 8 de agosto sino invitarlos a qué sean ellos (Mineros, petroleros, dueños de EPS, Camioneros, productores de palma y caña entre otros) hagan parte como inversionistas de esas nuevas apuestas, creo que daría tranquilidad a todos.

No podemos obviar que el gobierno es el piloto del estado, las actuales instituciones y toda la estructura de poder no permitirán que se ensaye con medidas que provoquen la ruina económica y mucho menos que se instauren modelos que lleven a la hecatombe lo que por más de 200 años se ha construido; tampoco es de buen recibo promover mediante miedo infundado que debemos abandonar el país por miedo al otro. 

Un sector de la prensa con evidentes intereses en que gane el candidato del gobierno, actúa como el hombre del cuento de ‘Gabo’ sobre que en este pueblo “algo malo va a pasar” y fue tanta la influencia del miedo que un habitante decidió prenderle fuego a su casa porque si algo malo iba a pasar no le cayera a su casa, lo que olvidó era que todo el pueblo tenía techos de paja; ojalá no nos pase.

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