Caminar por los bosques de Manaure, en el Perijá cesarense, es deleitarse con el espectáculo de su biodiversidad y maravillarse de cómo en este territorio se resguardan criaturas que en muchos otros lugares han visto su hábitat tristemente desaparecer. Uno de esos casos es el de la guacamaya verde, denominada científicamente Ara militaris, la cual se encuentra diagnosticada en el libro rojo de aves de Colombia bajo la categoría de vulnerable, por la pérdida de los bosques secos en el valle del Magdalena y el pie de monte de la Cordillera Oriental colombiana, situación que la ubica en un alto riesgo de extinción.
En la actualidad, poblaciones importantes de la especie se conservan en el Magdalena medio y la Serranía del Perijá, en esta última región es particularmente destacado el valle del río Manaure, donde los pajareros del Cesar podemos llegar a avistar grandes bandadas de hasta 50 individuos y siempre escuchamos sus estridentes vocalizaciones emitidas al vuelo o desde altas ceibas y caracolíes, donde suelen posarse y reventar en algarabía al amanecer.
Físicamente, el ave se caracteriza por el plumaje verde que cubre todo su cuerpo, con bordes azules en las alas y cola, un fuerte pico negro y una gran frente roja, todo lo cual la hace bastante distinta de otras especies de guacamayas que pueden habitar en su misma área.
Se distribuye por el trópico americano, con poblaciones aisladas en los valles interandinos de Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, el norte de Venezuela y algunos grupos en la Sierra Madre mexicana. Su vocalización es bastante simple, pero frecuente y potente, mientras está al vuelo puede ejecutar su llamado lentamente y repetirlo dos o tres veces en el lapso de cinco segundos.
Es una especie monógama, que pone dos o tres huevos en cada temporada de anidación, las crías suelen permanecer cerca de un año en el nido y en su edad adulta puede superar los 70 cm de longitud (de la cabeza a la cola) y más de 1 kg de peso.
Durante el Conteo Navideño de Aves 2020, la guacamaya verde nos regaló grandiosas vistas en nuestro recorrido por la vereda Tierra Grata, en las cercanías del municipio de Manaure; en los últimos años los pajareros del Cesar nos hemos sumado a esta tradición de 120 años, liderada por la Asociación Audubon de Estados Unidos y extendida desde hace décadas por todos los países americanos; en Colombia esta actividad está dirigida desde la temporada 2020 por la Asociación Colombiana de Ornitología en asocio con la Asociación Bogotana de Ornitología, además, existen grupos de voluntarios regionales encargados de darle impulso a la actividad y compilar los datos obtenidos cada temporada, entre los cuales se cuenta la participación del servidor que escribe estas líneas.