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Un día para los abuelos

¿Por qué no hay un día para festejar a los abuelos, en el término incluyo abuelas, como le gusta a las feministas? Lo hay para las madres, para la mujer, para el padre, para la tierra, para el agua, para la enfermera, la secretaria, en fin, hasta para derrotar el cigarrillo, ayer lo fue.

Es raro, que no se haga una celebración en grande a los mayores, si en nuestra región y en todo el mundo se vive la cultura del abuelo. A veces pienso que los niños los quieren más que a sus padres, con algunas excepciones. Le escuché a una joven que lloraba la partida definitiva de su abuelita: “No sé qué hubiera sido de mí sin ella, mi mamá se la pasaba trabajando”.

Y qué es la cultura del abuelo, es esa en la que los jóvenes encuentran en el gran padre y la gran madre un torrente de ternura que les vigoriza para seguir adelante. El abuelo es especialista en mimar, en complacer, en guardar golosinas para cuando lleguen los nietecitos a visitarlo, en sacrificarse junto a los padres en noches o momento de angustia por la enfermedad del nieto; el abuelo cuenta historias y los pequeñitos lo escuchan como a un sabio, los niños mayores los oyen con paciencia. El abuelo es la ternura hecha un abrazo para los que comienzan la vida o ya llevan un buen trecho de recorrido; el abuelo es ejemplo de lo que se debe hacer y de lo que no se debe hacer; el abuelo fue ese árbol fuerte del que se desprendió toda la familia.

Hay nietos desaprensivos a los que no les importa si el abuelo vive o muere, los arriman argumentando que ellos ya vivieron su época, y familias que los abandonan o los encierran en un asilo de caridad, esa en una minoría, pero he visto artistas famosos suspender una gira y llorar porque murió el abuelito.
Propongo un día para el abuelo, aunque no tengo nietos, recuerdo la ternura de mis viejos, y no salgan ahora con que hay un día de la tercera edad, esa no la festeja nadie.

A los abuelos los veo así: Son los que sienten que cada arruga es un galardón que les impone los años, o es la marca indolora de cualquier tragedia que se atravesó en el camino. / Son los de la voz cascada que no debe dejar de resonar ni de canturrearle a la esperanza. /Son los que sienten el cansancio como el premio después de una carrera olímpica de más de mil metros planos. /Son los que hacen de los recuerdos un filón, una acumulación de días y de años, del que sacan el tema diario que les hace comprender el presente. /Son los que ven en cada día una revelación, un continuar aunque tengan que arrastrar los pies para moverse. /Son los que hacen de esas pisadas pegadas al piso un acto de amor por la tierra./Son los que sueñan con el derecho a recibir un abrazo que les haga olvidar que huelen a rancio, a tabaco apagado, a sudor acumulado en las luchas, en los triunfos y hasta en el abandono”.

Mary_Daza_Orozco: