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Un creador de notas inolvidables

Homenaje a Nicolás Elías “Colacho” Mendoza

El tiempo pasa y muchos aún no se han dignado a creer, que ya se cumplieron siete  años de la partida de Nicolás Elías “Colacho” Mendoza  a la eternidad. Ese 27 de septiembre de 2003, cuando el gran “Colacho” Mendoza dejó de existir, su cuerpo se quedó en la tierra, mientras que su alma se fue al cielo para ponerle la nota alegre a la fiesta celestial, esas mismas notas alegres e inolvidables que han quedado impregnadas en el corazón de los colombianos, porque “Colacho”, fue un gran maestro en la ejecución del acordeón.
Quizás nos quedemos cortos al hablar de Nicolás Elías, pero como lo hemos hecho con otros juglares de la música vallenata, hoy queremos rendirle un merecido homenaje a este acordeonero que nos brindó y nos sigue brindando grandes alegrías con sus notas, porque aunque ya no esté con nosotros, sus notas siguen vivas y vigentes como el primer día.
“Colacho” Mendoza, quien se hizo grande por su forma de ejecutar y sacarle notas sentidas al acordeón, nació en un caserío de La Guajira, llamado Sabanas de Manuela, corregimiento de Caracolí, jurisdicción de San Juan del Cesar, el 15 de abril de 1936, en el hogar de Julio Mendoza y Juana Daza, quienes le orientaron sus primeros pasos y la formación de su arte musical en la Jagua del Pedregal – La Guajira. Aprendió a tocar por instinto y desde niño se ilusionó con el acordeón, instrumento que le dio todo en la vida.
Nicolás Elías “Colacho” Mendoza fue un hombre serio, correcto, honesto y disciplinado, además de ser un juglar empedernido que se recorrió la vieja Provincia del Valle de Upar, de la mano de la más alta alcurnia vallenata y de muchos rincones del país, deleitando con sus notas cantos a todos los que acudían a las parrandas y K-Z, donde se presentaba al lado de reconocidos cantantes con los que compartió numerosas faenas musicales.
Durante su larga carrera como músico popular le aportó a los cantos vallenatos el tinte de elegancia y galantería con su acordeón, desde su humilde apariencia campesina y – más aún- las notas fecundas y seguras que permanecerán por todos los siglos en los recuerdos de los amantes de la música vallenata.

Músico inquieto e innovador

Nicolás Elías fue un músico inquieto e innovador, que en los años sesenta, después de muchos experimentos con el acordeón, incorporó a su conjunto para las grabaciones el bombardino, con el fin de enriquecer la instrumentación de su grupo, lo que se convirtió en un verdadero éxito para la música vallenata.
La magistral interpretación del paseo, el merengue, la puya y el son, lo llevaron a coronarse como Rey durante el segundo Festival Vallenato en 1969, posteriormente en 1987, en los veinte años del Festival, fue coronado como el primer Rey de Reyes, derrotando en la final al maestro Alejandro Durán Díaz.
Su nota perdurable en el ámbito folklórico de la región le sirvió para enaltecer sus capacidades a los más consagrados de nuestro canto como: “Poncho” Zuleta, Jorge Oñate, Diomedes Díaz, Silvio Brito e Ivo Luis Díaz, su último compañero musical, quienes son testigos esenciales de su capacidad interpretativa.
Muchos conocedores e investigadores del folclor vallenato se atreven a asegurar que las notas de “Colacho” son como el vino, entre más viejas, más añejas y entre más añejas más sabrosas se sienten.

“Colacho” hablaba con el acordeón

“Colacho” no era un gran conversador, se caracterizó por ser un hombre de pocas palabras, quizás las necesarias para comunicar sus deseos, Nicolás Elías prefería hablar con las notas de su acordeón, por ello era usual verlo armado con su acordeón en la terraza de su casa en el barrio Obrero o en el patio de la casa de algún amigo tocando hasta el amanecer, enamorando a sus seguidores con sus notas.
Y como no iba a hablar con el acordeón si desde los ocho años convivió con este instrumento sacándole notas para adornar las canciones. La primera canción que interpretó se llama Abigaíl prende la vela.

Los aires que más le gustaba interpretar fueron el  son, el paseo y el merengue, y entre sus canciones favoritas siempre tuvo El Mejoral y Honda herida, de Rafael Escalona, cuya música conocía a la perfección por haber recorrido el Cesar con él, durante la bonanza algodonera; por ello el premio nobel de literatura Gabriel García Márquez, aseguraba que Nicolás Elías era  el mejor intérprete de Escalona quien le compuso un merengue, que se llama El matrimonio de Colacho:

Entristecido queda Escalona /
porque Fanny se lleva a Colacho /
míren va vestía de blanco /
con su velo y su corona /

Quiero casarme, quiero casarme /
quiero casarme y me casaré /
pero Colacho no sabe / en la que se va a meter /

Fanny Zuleta tú bien lo sabes /
lo que a Colacho yo le enseñé /
cuando amanezca en la calle/
no le preguntes por qué/
porque de pronto se sale /
y se amanece otra vez.

Un juglar completo

Los estudiosos del folclor vallenato argumentan que un juglar completo es el que toca, canta y compone, uno de esos tantos juglares es “Colacho” Mendoza, quien en sus inicios se cuenta que interpretaba él mismo su acordeón y sus canciones, llevando alegría a donde quiera que llegaba.
El gran Colacho tuvo la oportunidad de acompañar musicalmente a Poncho Zuleta, Jorge Oñate, Silvio Brito, Diomedes Díaz con quien tuvo su mejor época musical ya que fue junto a Diomedes con quien grabó 8 albumen musicales el primero en 1976 titulado “Dos grandes”, luego siguió para el mismo año “Cantando”, donde por cierto Diomedes grabó un tema de la autoría de Colacho que se escuchó bastante para esa época titulado “Alma Enamorada”.

Esa cara tan divina/Tiene mi alma enamorada (Bis)

Su nariz tan perfilada/Esos ojazos me dominan (Bis)
Los ojos de esa mujer/Se parecen dos estrellas (Bis)
Si me dieran su querer/Yo me casaría con ella (Bis)
Ay! morena linda decime que si (bis)
que el pobre “colacho” se muere por ti (bis)
Como te quiero morena yo no te puedo olvidar (bis)
cuando uno quiere de verás entonces le pagan mal (bis)
Cuando un hombre se enamora de una muchacha bonita (bis)
la vida se le complica piensa en ella a toda hora (bis)
Ay! morena linda decime que si (bis)
que el pobre “colacho” se muere por ti (bis)

Luego de este trabajo musical siguieron “Los Profesionales” en 1979, “Tu serenata”, “Para mi fanaticada” en 1980, “Con mucho estilo” en 1981, “Todo es para ti” en 1982 y finalmente “El mundo” en 1984.
Otro de los vocalistas a quien Colacho acompañó muy bien fue a Ivo Díaz, y poco antes de su fallecimiento, tuvo la oportunidad de acompañar a La Dinastía Díaz, la misma conformada por los hijos de Diomedes (Diomedes de Jesús, Luis Ángel, Martín Elías y el hermano de Diomedes Elbert Díaz).
“Colacho” Mendoza fue también un buen compositor, de sus canciones se pueden recordar algunas como “Amores en Cine”, “De la junta a la peña”, “Amor querido”, “Sin razón”, “Alma enamorada”, “El recuerdo”, “Esa Pena”, “Yo te quiero”, “Mi Guayabito” entre otras más.

Gran amigo

Sus amigos, entre ellos Adán Montero Jiménez quien lo acompañó por más de treinta y cinco años tocándole la guacharaca, lo recuerdan como un hombre sencillo y de corazón noble. “’Colacho’ reflejaba mucha seriedad y quienes no lo conocían hasta pensaban que estaba enojado, pero no, era dueño de una alegría contagiosa”, señaló Adán Montero.
Recuerda Adán Montero, que conoció a Nicolás Elías cuando llegó a Valledupar y desde comenzó a andar con él de parranda en parranda y de pueblo en pueblo cuando salían de correría con Rafael Escalona, Poncho Zuleta, Jorge Oñate y Diomedes Díaz.
“Al lado de ‘Colacho’ tuve grandes satisfacciones, el con migo fue muy especial, éramos como hermanos, cuando ganó el festival  vallenato yo lo acompañé en la guacharaca, en el Rey de Reyes no lo estuve con él en el concurso porque ya me había retirado de la música, pero le busque a Virgilio Barrera y le dije compadre ‘Colacho’ aquí tiene un guacharaquero pa’ que gane, él es como si fuera yo y ganó”, explicó Montero.
También recuerda el inseparable amigo de “Colacho” que fueron muchas las parrandas que tocaron el Café La Bolsa reconocido salón de baile de Valledupar en aquella época.
Otro gran amigo del gran “Colacho” Mendoza, Ivo Luis Díaz, le compuso esta canción para despedir y siempre recordar al maestro.

Señor Colacho Mendoza/el acordeonero más noble del Valle
hoy quisiera dedicarle los versos sentidos/en esta inspiración.
Voy a ponerme a su lado a pedir silencio Que la gente calle porque Nicolás Elías Se puso de pie a tocar su acordeón

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