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Un Cantante que despide

Por: Jorge Nain
El pasado fin de semana en el marco del Festival de Compositores de Chinú, Cordoba, ocurrió un hecho bochornoso y poco común en la música vallenata; dos grandes exponentes de nuestro folclor, quienes se auto proclamaban “La Unión Perfecta” Iván Villazón e Iván Zuleta, se separaron en medio de una presentación, en plena tarima, estrenando trabajo, a punta de versos rompieron relaciones musicales.
Cuando inician a versear, todo ocurre muy cordial y no se presagia controversia alguna, porque es Zuleta quien con su maestría como repentista le canta versos a la población de Chinú, a los cuales se le suma Villazón; tal vez para congraciarse con los asistentes Zuleta le pide disculpas a Villazón en un verso, por haberse presentado el día anterior al lado de Silvestre Dangond, a lo cual Villazón le responde con dos piedras.
Zuleta:
Soy su amigo y no le fallo
Soy un hombre competente
Ayer toque con Silvestre
Ay, perdóneme tocayo

Villazón:
Delante de tos ustedes
Mi garganta es oportuna
Hay cosas que se acumulan
Y se revientan a veces

Esto nos deja claro que al parecer Villazón se encontraba cansado por una reiterativa infidelidad musical de Zuleta, lo cual me parece bastante infantil, ya que es muy común y natural que los cantantes y acordeoneros en presentaciones en vivo se intercambien entre sí, o cualquiera llame a otro para que lo acompañe temporalmente, sin que esto constituya una deslealtad.

Creo que una separación con versos, y en vivo, hasta ahora estaba inédita en la música vallenata y por supuesto que no le hace ningún bien al folclor hacerlo de esa manera burda y grosera, como si un matrimonio ventilara voz en cuello las razones de su separación, ojalá no se pongan de moda este tipo de actos, que dejan mal parado a nuestros artistas y que el público no disfruta para nada.

Debo dejar claro que en la piqueria Ivan Zuleta, siempre fue conciliador y además de pedirle perdón a Villazón, mantuvo la compostura y trató de evitar a toda costa que el asunto se desmadrara; sin embargo, pareciera que Villazón estaba esperando el más mínimo desliz de su acordeonero para despedirlo, así lo confirman estos versos:

Zuleta:
Lo digo de corazón
Soy un hombre muy sincero
Es del hombre caballero
Fallar y pedir perdón

Villazón:

Delante de todos ustedes
Lo digo porque lo quiero
Hombe vaya con Silvestre
Yo busco un acordeonero

Zuleta:
Pongo al pueblo de testigo
Y lo digo con razón
Silvestre quiere conmigo
Y yo quiero con Villazón

Villazón de manera arrogante y altanera expulsa a Zuleta del grupo y da a entender que el él es “el dueño del aviso”, cualquier abogado laboralista diría que se configuraron algunas causales de un despido injusto con miles de pruebas testimoniales e incluso una documental,  como el video del espectáculo, que con los avances tecnológicos usted hoy lo puede ver en muchas páginas webs;  cuando Villazón le dice que él es el cantante prácticamente le justifica el despido, asumiendo de Jefe único, de hecho los cantantes en el Vallenato desde los años 70 para acá se han auto calificado como dueños,  amos y jefes de los grupos, con contadas excepciones.

Zuleta:
Los hombres y las mujeres
Lo exigirán con razón
Y la gente lo que quiere
Es verme con Villazón

Villazón:
Hombe ya se decidió
Porque yo voy es pal ´ante
Y si yo digo que no
Porque yo soy el cantante

Mientras el presentador trataba de evitar que se profundizaran las heridas y tomó el micrófono para terciar, Villazón no le permitió y le dio la estocada a su acordeonero así:

Hombe y usted si es mi amigo
Digo lo que puede ser
Ha marcado su camino
Adiós que le vaya bien

Quien sabe lo que ocurra de aquí en adelante, Villazón ha publicado su deseo de conseguir nueva pareja y entre los candidatos suenan: Saul Lalleman, Franco Arguelles, Rolando Ochoa, Jaime Dangond u Oscar Bonilla, amanecerá y veremos.

COLOFON:
Por estos días que he disfrutado de merecidísimas vacaciones en mi región, no puedo sino reafirmar mis ganas de vivir en ese hermoso Valledupar del alma, rencontrarse con amigos del corazón, escuchar un acordeón a orillas del Guatapurí y ver contonear las caderas a las vallenatas en la plaza Alfonso López me han revivido la musa, como diría una canción criolla “no hay tierra como mi tierra”.

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