Desde Mi Cocina
Por: Silvia Betancourt Alliegro
No será fácil que el pueblo colombiano, acostumbrado a las trapisondas de los políticos por ambición, entienda los parámetros que Antanas Mockus quisiera imponer por el ejercicio del culto a la sabiduría y a la corrección del uso de los dineros del Estado.
Antanas Mockus es, quizás, la única oportunidad que tengamos de acercarnos a la Academia para entendernos con los doctos que no saben cómo explicarnos con palabras usuales cómo es el mundo desde la perspectiva de la ciencia aplicada.
Los seres humanos convivimos a la fuerza, regulados por las potencias políticas esencialmente; porque somos incapaces de asumir una misión cultural perenne en pro de la especie.
Entonces, nada puede existir si no conviene al Estado, exceptuando las religiones, quizás porque –aún- no han podido abolir el espíritu como principio ordenador de todo lo que nos atañe y es posible que sea lo único que nos impide arrastrarnos como reptiles.
Por lo anterior, es urgente que tengamos un Estado con Espíritu y con Misión, y sólo los sabios de la tribu humana, como Antanas Mockus, poseen la experiencia y carecen de las ambiciones desmesuradas de los políticos acérrimos.
Hay que escucharlo con atención porque de sus proyecciones sapientes depende el futuro que tenga nuestra descendencia, nuestra patria, porque así suene restringido, el mundo está ‘organizado’ por tribus pequeñas que utilizan patrones culturales para intercambiar con las demás.
Bueno, es lo que poseíamos, porque con eso de la ‘Aldea Global’ también quieren abolir las indispensables fronteras culturales para hacer del mundo en que habitamos una sola cosa, qué aburrimiento para todos, y qué negocio tan bueno para los organizadores que pugnan por imponer sus patrones culturales, y sus productos terminados con materias primas nuestras – que nos pagan a precios irrisorios, negociadas por políticos pervertidos en el ejercicio del poder que nosotros les damos – y que nos traspasan a precios exorbitantes.
Antanas Mockus nos enseña el respeto y la afirmación de la vida como principio de cultura, lo que lo ratifica como un hombre para el Renacimiento, `por lo anterior, tendremos que esforzarnos en hacerle publicidad gratuita, faz a faz, para que en esta tenaz lucha por la presidencia de Colombia no traten de minimizarlo haciéndolo objeto de las burlas que los sólo los bellacos usan cuando se saben inferiores ante un espíritu prístino y sabio.
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