Un año después, ‘El niño milagro’ de la avioneta estrellada en Valledupar sigue luchando por su vida

El pasado 7 de enero se cumplió un año del trágico hecho en el cual una avioneta de matrícula 4983 se precipitó en la parte posterior del aeropuerto Alfonso López Pumarejo de Valledupar, generando temor y preocupación por el estado de salud de sus ocupantes.

Desde ese instante, los medios empezaron a documentar la muerte del reconocido médico Segundo Jorge Ecury Perdomo, quien no alcanzó a salir de la avioneta, siendo consumido por las llamas que, de manera rápida, se propagaron. 

El incidente dejó, además, una herida imborrable e insuperable en los involucrados quienes vivieron en carne propia las secuelas del accidente aéreo en el que además cinco tripulantes a bordo resultaron heridos.  

Caso relacionado: Ender Enrique Contreras Fernández, el niño milagro del HK 4983

Ecury, de 59 años y natural de Bogotá, era conocido por su dedicación a la labor social y su compromiso con las comunidades vulnerables. Su primo, el odontólogo Luis Perdomo Ospina, lo describió en su momento como un hombre entregado a sus misiones médicas, en las que invirtió una década de su vida ayudando a quienes más lo necesitaban.  

Perdomo recordó grandes momentos vividos junto a su primo quien realizaba labores sociales y ayudaba a quienes más lo necesitaban. Irónicamente —pero valerosamente— murió en lo que más le gustaba: salvar vidas. “Yo lo recuerdo cada vez que veo pasar aviones”, dijo el reconocido odontólogo.

Ender Contreras, ‘El niño milagro’

Entre los sobrevivientes se encuentra Ender Enrique Contreras Fernández, un niño de 12 años natural del municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, conocido como ‘El niño milagro’, quien viajaba en la avioneta rumbo hacia Bogotá con el objetivo de recibir un tratamiento contra una leucemia agresiva que ha ido apagando su vida con el transcurrir del tiempo. 

Hoy, un año después de la tragedia, enfrenta otra dura batalla en la que intenta luchar por su vida en medio de carencias económicas y complicaciones de salud que dificultan continuar con su atención médica.  

“Los médicos nos dijeron que ya no podían hacer más nada por él, que el tratamiento no está funcionando y que lo mejor era traerlo a casa para pasar sus últimos días con nosotros”, expresó Liliana Montiel Fernández, hermana del menor. Su familiar  también compartió la tristeza que embarga a sus corazones esperanzados en un milagro: “Él sigue luchando, pero necesitamos ayuda para darle lo mejor en este momento tan difícil”, dice llena de dolor ante la situación del pequeño.

A la espera de otro milagro de Dios 

A pesar del diagnóstico desalentador el menor se ha convertido en un símbolo de fortaleza y resiliencia. Con una sonrisa que no solo ilumina su rostro sino a quienes lo rodean, mantiene su fe intacta y la esperanza de que Dios le conceda un milagro de vida para continuar luchando por sus sueños y por su familia a quien dice amar firmemente.  

“A todos mis familiares, amigos y allegados espero que sepan que todo este proceso lo he vivido con mucha paciencia. Estoy hospitalizado pasando muchas cosas, anestesias, quimioterapias y es raro porque no es lo mismo estar hospitalizado que en casa”, dijo el menor.

Continuó su diálogo agradeciendo a quienes han dedicado oraciones y elevado plegarias al cielo por su pronta recuperación y, sobre todo, le dio gracias a Dios por el bienestar de sus padres y hermanos que hoy pese al dolor se aferran más que nunca a un milagro.

“Le agradezco a Dios porque no fueron mis hermanos ni mis padres los que recibieron esta enfermedad, prefiero yo estar pasando esto que otras personas porque es muy duro y no se lo deseo a nadie”, dijo el niño afligido. 

Pérdida de la visión 

Con el pasar de los días, la salud del carismático niño se ha ido deteriorando al punto que actualmente está presentando pérdida de la visión lo que ha dificultado un poco más su vida que ha estado marcada por el amor de Dios y el de sus seres queridos que no lo han desamparado.

“Él está muy delicado, la leucemia le ha alcanzado todo su cuerpecito, en la cabeza y en varias partes de su cuerpo. Él ha luchado demasiado, ha demostrado que ha sido un niño fuerte pero la verdad nos ha dado muy duro pasar por esta situación ya que como él perdió la vista nos ha dado muy duro enfrentar esta situación porque no sabíamos que este día podría llegar”, dijo Montiel Fernández. 

Ahora, el niño está a la espera de la salida de la clínica que se dará en los próximos días para ser llevado hasta su casa ubicada en Villanueva, La Guajira, donde podrá disfrutar del tiempo con sus seres queridos mientras sigue luchando con esperanza.

Sus seres queridos indican que están haciendo todo lo posible por llevarlo hasta la vivienda y adecuarle una habitación con los elementos y protocolos requeridos por el médico para brindarle un espacio cómodo, tranquilo y óptimo donde pase sus días junto a todos los que han tenido la dicha de conocerlo y amarlo. 

“Estamos esperando que le den salida pronto, como para el martes o miércoles vendrá con nosotros a casa. El médico nos dio muchas precauciones ya que por su condición de salud tienen que estar en un buen estado, en casita tiene que estar en un cuartico con aire, buenas condiciones. Por eso estamos viendo aquí y buscando la manera de tenerlo cómodo en casita ya que usted sabe que nosotros somos muy humildes pero bueno algo se hace porque gracias a Dios no nos abandona y tenemos apoyo”, manifestó Liliana Montiel. 

El trágico accidente dejó una huella en los pasajeros y sigue siendo un recuerdo doloroso pero lleno de historias de amor, lucha y resiliencia. Ender Contreras es muestra de esa lucha constante, pese a su corta edad demuestra una madurez única que lo ha hecho afrontar con carácter y amor la enfermedad a la que desea con fervor ganarle la batalla.