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¡Uff, qué calor hace en mi valle! La creación de la Oficina del Árbol no da espera

No es extraña la alta temperatura que nos azota por esta época del año en Valledupar y sus alrededores, dado que estamos en el puro verano; pero sí es preocupante que nuestra ciudad capital haya experimentado la mas alta temperatura el año pasado de todo Colombia; hecho este que debe preocupar a las autoridades regiones y locales, como Corpocesar, la administración municipal, incluido la Secretaría de Salud, donde finalmente se evidencia lo grave en que afecta a la población, sobre todo aquella con enfermedades de hipertensión y diabetes; por lo tanto, no se debe dejar sin la prioritaria atención incluir este tema como política pública,  que permita en el corto, mediano y largo plazo, ejecutar planes que reduzcan el impacto de los altos niveles de la temperatura que está poniendo en riesgo la vida y la salud de los vallenatos.

Lo previsto por los conquistadores de la región , de construir viviendas de barro y techos de  palma con alturas significativas, cuando aún la población era muy reducida, nos hace pensar lo alto de nuestras temperaturas; tradición que extrañamente fue modificado por la moderna construcción, haciéndose visible la economía sobre la salud de los seres humanos y complementario a lo anterior las siembras de árboles de la región se convirtió en una necesidad tanto en el patio como en los frentes de las viviendas, y en las calles, avenidas, parques, dirigido a reducir esa temperatura que siempre ha agobiado a nuestra gente.

Me podría incluir dentro de un grupo de ciudadanos que nos importa el medio ambiente y para ello desde hace aproximadamente 20 años estoy impulsando la creación por parte del municipio la Oficina del Árbol, iniciativa que no ha tenido suerte para su aprobación en el Concejo Municipal de la ciudad, a pesar, de haberse debatido. La iniciativa, que he mejorado incluyendo la idea de una oficina pública que gerencie el agua, la arborización, y el medio ambiente; no es tarde aún para retomar el tema dentro de un ejercicio permanente y sostenible de decidir por parte de la administración municipal crear un organismo autónomo, y permanente que asuma las riendas inaplazables de gerenciar nuestro patrimonio ecológico de medio millón de árboles de distintas especies sembrados en el territorio local, en su mayoría enfermos por distintas plagas como la pajarita, las hormigas y el comején, lo que requiere de personas expertas en la materia y de financiación que debemos pagar a través de una tasa, entre otros: el Transito Municipal, los constructores, Emdupar, Afinia, empresa de teléfonos y televisión cableada y toda aquella persona que requiera podar, o talar arboles por razones que se justifiquen. 

El plan de contingencia para salvar la arborización de Valledupar no espera aplicando de manera inmediata un manual del árbol que defina de una vez por todas las épocas de poda de los árboles -que no podría ser en verano-, el retiro de árboles que amenazan caerse y generar daños a los bienes y a las personas, sustituir árboles por especies recomendables que ya cumplieron sus ciclos y mucho más. Usted amigo lector ¿le pasaría por la cabeza una Valledupar sin árboles?

POR: VÍCTOR MARTÍNEZ.

Categories: Columnista
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