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Tuyo es…

“Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén”. San Mateo 6,13.

Jesús habló de tres ámbitos divinos a través de los cuales se manifiesta el poder sobrenatural de Dios. Nuestra mente carnal, finita y limitada, tiene problemas con aquello que no puede explicar, por eso le cuesta entender a Dios y su poder sobrenatural. Nuestra realidad está determinada por nuestro intelecto y nuestros sentidos. Así que nuestra realidad está determinada por el nivel de revelación que tengamos de Dios.

De ahí la importancia de la fe. La fe nos permite atisbar en el mundo espiritual y conocer la dimensión sobrenatural en la cual Dios se mueve. El sentido común, la lógica y la razón, no pueden producir milagros. Nuestra generación pseudo atea no sabe que puede ir más allá del diagnóstico médico, del problema financiero o de cualquier otra crisis natural.

Queridos amigos, el problema al que nos enfrentamos es que siempre pensamos en términos de habilidades, recursos o relaciones; y si algo no cuadra dentro de lo normal, no lo consideramos cierto y en efecto, nada sucede. No esperamos que ocurran cosas sobrenaturales porque no sabemos cómo traer lo sobrenatural a nuestras vidas. No conocemos al Dios sobrenatural, eterno y todopoderoso. Es tiempo de retomar el modelo de los primeros cristianos y vivir por la revelación del Cristo vivo, resucitado e interviniente. Es tiempo de reconocer que suyo es el reino, el poder y la gloria.

El reino de Dios es el gobierno divino, invisible, que se establece en la tierra como resultado de hacer la voluntad de Dios. Es el ejercicio de la autoridad de Dios en el ámbito de su territorio, la tierra. Dicho reino se manifiesta visiblemente a través del poder de Dios, cuando Dios irrumpe en nuestra cotidianidad y suspende temporalmente una ley natural para reemplazarla por otra sobrenatural.

El poder de Dios es la capacidad de ejercer su soberanía y llevar a cabo su autoridad. Es su capacidad para transformar y sustituir, para crear y hacer milagros. Podemos ser testigos de ese poder, su promesa para recibirlo está ligada al Espíritu Santo.

La gloria tiene que ver con el honor, majestad, hermosura, grandeza, magnificencia de Dios. La gloria de Dios es su esencia misma, representa sus atributos, virtudes, carácter y naturaleza. Es la manifestación visible de su presencia impactando nuestros sentidos. ¡Es su presencia misma!

Mi invitación hoy es a que seamos portadores de su gloria, manifestando su poder y ayudando a establecer su reino sobre la tierra. Un abrazo cariñoso en Cristo.

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