‘Agujeros de mierda’, aunque esta expresión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, apenas se conoció el pasado 11 de enero promete ser la frase del año, pues nunca antes el mandatario de un país se había referido con términos tan desobligantes hacia otras naciones; en este caso el presidente norteamericano lo hizo contra los migrantes de África, El Salvador y Haití.
Con esta frase se ignora el artículo 1 de la Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre y del Ciudadano que dice que “Los hombres nacen y permanecen libres y con los mismos derechos”, principio que declaró la Revolución Francesa el 26 de agosto de 1789 y que sido precursor de los derechos humanos a nivel mundial.
Aunque Trump ha negado la polémica expresión revelada por el diario The Washington Post, si es exacta o no la publicación, ya el mundo conoce la forma de ser y actuar de este mandatario que con sus comentarios constantemente amenaza la paz mundial.
Sobre estos temas, la Organización de las Naciones Unidas ha trabajado para erradicar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, por lo que resulta inconcebible que un líder mundial haga este tipo de señalamientos y precisamente durante una reunión con senadores sobre el Programa de Acción Diferida (DACA), que protege a jóvenes inmigrantes llegados a EE.UU en la infancia.
Este episodio hace recordar los ‘bollos perfumados’ del diputado del departamento de Antioquía, quien en mayo de 2012, al mejor estilo de Trump, se refirió de forma despectiva al departamento de Chocó, una de las zonas de Colombia más rezagadas en inversiones.
“La plata que uno le mete al Chocó es como meterle perfume a un bollo”, dijo el antioqueño al rechazar posibles inversiones en las regiones limítrofes entre su departamento y Chocó.
“Cuando uno va a hacer una fiesta en su casa, lo primero que hace es organizar su casa para que los invitados encuentren una casa organizada, pero si van a encontrar unos pañales cagaos y sucios por todas partes van a salir criticar”, agregó en ese entonces Mesa Cadavid. Esas palabras le acarrearon al político liberal una sanción de la Procuraduría General de la Nación que lo destituyó e inhabilitó por 13 años para ejercer cargos públicos. Lástima que un castigo así de ejemplarizante no se puede aplicar a Trump.
Aunque el racismo, la xenofobia y la intolerancia son problemas frecuentes en todas las sociedades, hay que romper los prejuicios raciales y las actitudes intolerantes.
En el Cesar tenemos marcadas desigualdades sociales, diferentes grupos étnicos que han aprendido a convivir en este territorio de 22 mil kilómetros cuadrados y más de un millón de habitantes. Tenemos una población afro (que abarca raizales y palenqueros) del 12 % y los indígenas al 5.5 %, que desde diferentes ámbitos han ganado espacios a nivel local y nacional, y lo seguirán haciendo porque las apariencias engañan; más allá del color de piel, credo o religión, todos somos iguales, con las mismas capacidades, pero por los políticos corruptos, egocéntricos como Trump, no contamos todos con las mismas oportunidades.