Primera. Definitivamente el municipio consiguió una fuente de ingresos con los cuales el Alcalde Ernesto Orozco podrá realizar grandes obras en esta ciudad; se trata de las innumerables multas que por concepto de mal parqueo de los carros se han impuesto, tomando fotos sin que nadie pueda defenderse ni apelar, el único recurso una vez se notifique al infractor es ir a reconocer su falta, para una rebaja y hacer un “curso” que no es curso ni nada, pero tiene un elevado costo, es decir, doble multa. De un momento a otro fueron instaladas cientos de señales de tránsito prohibiendo el parqueo en forma indiscriminada, a la topa tolondra sin coger puntería y sin razón de ser como es el caso de las carreras 12, 11 y 10 donde los dueños de establecimientos comerciales y residentes se encuentran desesperados y al borde de la quiebra. Hay que seguir el ejemplo de los habitantes de la carrera Octava que protestaron y consiguieron que fueran levantadas las nefastas señales y otros ya están recogiendo firmas para hacer lo mismo y lo cierto es que hay que protestar, pues de lo contrario las injusticias de esas señales seguirán; hay que hacer una reingeniería de esas señales y levantar muchas que fueron instaladas en forma caprichosa en zonas residenciales y de alto comercio.
Valledupar es la ciudad de calles angostas, antes anchas, donde transitan muchos carros y zonas peatonales anchísimas por dónde camina muy poca gente, donde hay muy pocos parqueaderos y los que hay permanecen llenos, especialmente en la carrera Cuarta y Novena: hay que hacer algo para volverla una ciudad agradable para el turista; y qué tal pensar en convertir esos andenes tan anchos en bahías en donde puedan parquear carros, que son muchos y caminar los poquísimos peatones. Al problema de los carros hay que buscarles soluciones y no creer que es multar, multar y más multar, recordando a La Carpa con “el copa, copa y más copa”.
Ojalá que con esos recursos se construya otro edificio de parqueadero, tal como lo hizo mi buen amigo Johnny Pérez cuando fue alcalde o echen pa´rriba el que está construido; para uno nuevo hay un lote que no sé de quién es en la carrera Décima entre calles 14 y 15, especial para esa obra, es el ideal y valdría la pena que con ese pocón de plata se adelantara ese edificio que tanta falta le hace a Valledupar.
Segunda. ¿Será verdad que la Secretaría de Salud, no sé si Municipal o Departamental, le prohibió a las droguerías abrir las cajas de las medicinas para que las recetas no sean entregadas completas? Me explico: yo tomo 2 pastillas de Forget y 2 de Janumet diarias, es decir 60 y para entregármelas me daban por fuera de las cajas de 28 las 4 faltantes, ya eso no se puede hacer, lo prohibieron afectando a los pobres que tienen que hacer el sacrificio de comprar las extras, caras como todas las drogas o abstenerse de tomar su medicina por 2 días exponiendo su vida. ¿No se podrá derogar esa orden, o habrá qué hacer fraude para conseguir lo justo?.
Tercera. Definitivamente la especulación nos está acabando, lean esto: una polichada completa de un carro pequeño, como el mío, cuesta en una parte $200.000, en otra $300.000 y en otra $650.000, qué barbaridad de diferencia de precios y así es todo, las drogas, las frutas, la carne, las leches en caja, para qué hablar de los plátanos serranos y el aguacate que consumimos todos los días, llegó la cosecha, hay abundancia, pero los precios no bajaron y, ¿saben qué es lo que más encarece los productos que se venden en carretillas y puestos fijos? Que no pagan impuesto; pues nada más y nada menos que el terrible gota a gota, que como la verdolaga se ha extendido por todas partes ante la mirada indiferente de todo mundo.
Por: José Manuel Aponte Martínez.