La Región Caribe debe ganar terreno para recortar las desigualdades de desarrollo y pobreza que tiene con respecto a otras regiones del país. Necesita construir una moderna plataforma competitiva que se base en sus puertos y, en especial, en un Tren de Cercanías que interconecte todas sus capitales. Así se ha venido promoviendo.
Recientemente salió a la luz un estudio de la Universidad del Norte que promovieron las gobernaciones y que fue financiado con recursos de regalías dentro del proyecto Logport sobre “El sistema integrado de transporte regional”, cuyo objetivo es construir un corredor ferroviario que conecte, en una primera etapa, los tres distritos de la región: Santa Marta, Barranquilla y Cartagena.
Hay que destacar que solo se analizó la primera etapa. Desafortunadamente, no se estudió la expansión del Tren de Cercanías al resto de las capitales y sistemas productivos de toda la Región Caribe.
Se estudió la demanda, el desarrollo urbanístico de los tres distritos y de la Región Caribe y toda la información georeferenciada. Se profundizó en tres alternativas de trazado que unen los nodos urbanísticos, los centros de producción, las plataformas de intercambios y los sitios turísticos. También se hicieron modelaciones de crecimiento poblacional.
La primera alternativa es un “tren de solo pasajeros” que no es rentable, se tendría que subsidiar. La segunda alternativa es un “tren de carga” y la tercera es un “tren mixto de pasajeros y carga” que una todos los puertos: sectores mineros, productivos y turísticos.
Hoy se hacen más de 65 mil viajes en carros y buses por día entre las tres ciudades. La conclusión principal es que el sistema de transporte no tendría cierre financiero sin el apoyo del 70% de la inversión por parte del Estado y la mayor rentabilidad del sistema de transporte de carga. Su operación sí puede ser privatizada.
Se requiere una inversión de US$1.000 millones en infraestructura y equipos, con un trayecto de 250 kilómetros y un nuevo puente ferroviario sobre el Río Magdalena. Transportarán cinco millones de pasajeros y siete millones de toneladas de carga el primer año.
Se debe estudiar, en paralelo, la modernización ferroviaria de Estados Unidos cuyo gobierno desarrolla una estrategia de conversión rápida de todo el sistema para hacerlo más fácil de operar, con un máximo de seguridad y mínimo impacto ambiental. Los trenes que actualmente se usan en Norteamérica para cargar petróleo crudo y etanol fueron diseñados en 1960.
También debemos estudiar el sistema ferroviario canadiense que fundamenta su trazado en el turismo para que los visitantes puedan apreciar la belleza del paisaje, ofrecer comida de lujo y trenes confortables.
Seguidamente, se debe crear un ente gestor y promotor del proyecto con apoyo de los gobernadores de la región, el DNP y el sector privado. Esta organización debe avanzar la ingeniería de detalle y el montaje financiero.
Lo más necesario es que quede incluido en las inversiones del Plan Nacional de Desarrollo para que la Nación haga su aporte.
El resultado del estudio es que el Tren Mixto es la alternativa factible en un escenario de alto crecimiento de la actividad económica.