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Tras las pistas de suicidio colectivo

A través de internet estarían contactado a adolescentes que coinciden en aspectos sociales y culturales como el consumo de sustancias psicoactivas. EL PILÓN/ Joaquín Ramírez

Por Mohamed Osman Díaz

La cadena de suicidios de jóvenes en Valledupar, ha abierto el debate sobre el papel de los padres de familia y profesores, en la formación de los adolescentes y en la atención a sus necesidades e inquietudes.

Las actividad judicial en la capital del Cesar, ha registrado casos de autoeliminación de menores de edad, que según las autoridades tendrían algún tipo de vínculo entre ellos mismos. 

El tema, que tiene en alerta a la comunidad vallenata, comenzó a tener fuerte interés en las autoridades desde el 16 de mayo, cuando Sergio Andrés Ustáriz Hurtado, un menor de 16 años, decidió poner fin a sus días  en su residencia en el barrio Las Palmas, al sur de la ciudad.

Diez días después, a pocas cuadras del sitio donde se presentó el primer caso de autoeliminación, en el barrio Candelaria Sur, Luis Miguel Bolívar Vanegas, de 17 años, amigo de Sergio Ustáriz, también acabó con su vida.

La muerte de estos dos jóvenes desencadenó una serie de hipótesis, que son materia de estudios por parte de la Policía de Infancia y Adolescencia en Valledupar.

Una de ellas, sería un pacto de muerte entre amigos, debido a que estos jóvenes tenían una estrecha relación de amistad y periódicamente se reunían con otros muchachos en un parque del barrio Sicarare; pero el curso de esta investigación dio un giro luego de que dos adolescentes intentaran suicidarse en el barrio El Carmen, del centro de la ciudad.

El 30 de mayo, los habitantes de ese sector, informaron a las autoridades acerca de dos personas que quisieron autoeliminarse en las horas de la noche en plena vía pública; al parecer después de haber practicado el juego de la tabla Ouija, que consiste en entablar contacto con difuntos y demonios, a través de un tablero dotado de letras y números; además,  existiría una lista de 24 jóvenes que estarían realizando estos contactos con seres del más allá.

Las investigaciones dan cuenta de que estos jóvenes de estratos bajos, y escasos niveles educativos, mantenían comunicación a través de las redes sociales con una persona con quien siempre se citaban cerca a sus lugares de residencia; lo que lleva a pensar que en la capital habría un hombre que selecciona adolescentes de escasos recursos, con problemas en sus hogares y de adicción a las drogas, para persuadirlos e inducirlos en algún tipo de organización que estaría realizando sacrificios humanos.

Aunque esta versión no ha sido corroborada por la Policía de Infancia y Adolescencia y la Secretaría de Salud Municipal, al parecer los adolescentes  que intentaron suicidarse en el barrio el Carmen, sí tenían una relación con Sergio Andrés Ustáriz Hurtado y Luis Miguel Bolívar Vanegas.

Estos casos que han enlutado y sembrado zozobra en diferentes familias de la capital, encendieron las alarmas en las entidades gubernamentales  locales, quienes en coordinación con la Policía, están implementando acciones articuladas para determinar el porqué de la situación. Antes de finalizar el pasado mes, se reportó otro intento de suicidio en el barrio Obrero, en el que se vio involucrado un menor de 13 años.

Depresión y drogas, primeros factores 

Según la jefa del grupo de Infancia y Adolescencia de la Policía en Valledupar, teniente Diana Segura, los principales factores que llevan a los jóvenes el querer suicidarse  son la depresión y el consumo de alucinógenos.
Las autoridades establecieron que las últimas víctimas del suicidio, y también quienes intentaron hacerlo, consumían algún tipo de drogas, por lo que esto influyó a que tomaran esas decisiones fatales.
La oficial precisó que se está trabajando en concordancia con la alcaldía, en el tema de la vigilancia a los adolescentes en las calles, debido a que son muchos los padres que han perdido el control de sus hijos, hasta el punto de llegar a desentenderse de ellos e invitó a los progenitores a estar atentos a la conducta de los jóvenes.

El alcalde Fredys Socarrás Reales, manifestó que una de las medidas tomadas para comenzar a tener control de los jóvenes en las calles de la cuidad, será la implementación de un toque de queda a partir  del martes 3 de junio y del mismo modo, la Gobernación del Cesar ha dispuesto una vivienda donde se tratará con ayuda psiquiátrica al grupo de adolescentes que estarían involucrados en este pacto mortal.

En días pasados, durante una rueda de prensa, Holmer Jiménez Ditta, Secretario de Salud municipal, también se refirió a la problemática de los suicidios que atraviesa la ciudad, e hizo referencia a los casos donde fallecieron los adolescentes Sergio Ustáriz y Luis Bolívar; esto llevó a establecer que se realizarán trabajos, en asocio con la Policía para establecer el porqué de este flagelo ha ido aumentando en Valledupar.

Análisis de la situación 

El sacerdote vallenato Enrique Iceda Guerra, manifestó que son muchas las causas que llevan a los jóvenes a poner fin a sus vidas; una de ellas es las carencias en las que crecen, “En estos tiempos, en los hogares les enseñan a los hijos que lo más importante es lo material, y lo espiritual pasa a un segundo plano; sobre todo, porque no tienen en sus corazones una formación en Dios y, al no conseguir lo material, se frustran; lo que influye en la decisión de suicidarse”.

Sostuvo que la falta de fe en muchos hogares, hace que los niños crezcan débiles de corazón y mente; así, al crecer se tornan vulnerables a caer en la delincuencia y  en fuerzas oscuras.

Ante esta preocupante situación, María Eugenia Sarmiento, psicóloga y trabajadora social, del hospital Rosario Pumarejo de López, manifestó que  lo sucedido puede ser atribuido a casos de solidaridad entre jóvenes. “Estos casos son muy comunes en la sociedad, los adolescentes se comprenden más entre ellos que con los adultos o sus padres de familia; al parecer uno de estos menores padecía de algún tipo de problema emocional y, en solidaridad con él, los otros podrían haber pactado un lazo de muerte después del primer suicidio”. Sostuvo la especialista.

Agregó además que según la Liga Colombiana contra el Suicidio, que estudia tal forma de muerte como fenómeno social, en el país se suicidan casi dos adolescentes al día y seis de cada diez jóvenes ha pensado alguna vez en quitarse la vida. “En los últimos años, las cifras de suicidio de niños, niñas y jóvenes en Colombia crecen de una manera alarmante; la soledad, el consumo de drogas, los fracasos escolares y emocionales los lleva a terminar con sus vidas”.

¿Sectas satánicas?

Aunque son muchos los rumores que circulan por la ciudad, acerca de la cadena de suicidios y del presunto pactos de muerte entre amigos, la versión de la existencia de una secta satánica en Valledupar toma fuerza,  dadas las extrañas e inexplicables muertes de dos menores de edad en el mes de mayo y los intentos de suicidios de otros dos, que se conocían con los fallecidos.

Los expertos definen como secta satánica, a un grupo minoritario de personas reunidas premeditadamente, con el objeto de adorar al demonio, como un ser con poderes sobrenaturales, capaces de intervenir en el mundo.

Sus integrantes suelen ser principalmente personas con trastornos psicológicos, consumidores de drogas y un profundo rechazo ante todas las instituciones sociales establecidas, como la familia, la iglesia, el estado y  otras entidades de formación.

El perfil psicológico de los miembros de una secta suelen ser: total rebeldía,  morbosidad y experiencias extremas. Un hogar relativista y principalmente antirreligioso, es el pan de cada día para que los valores vayan decayendo, llegando incluso a no tener más importancia que la de vivir el momento. 

Por otro lado las autoridades creen que, tras esta organización, hay una persona capacitada y preparada en este tipo de temas que, a través de las redes sociales, estaría contactando a una serie de niños y adolescentes que tienen coincidencias sociales y culturales, como el estrato económico, la falta de creencias religiosas y la consumición  de sustancias psicoactivas.

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