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Tradición vs. seguridad infantil

Desde estas líneas acogemos las recomendaciones de nuestra columnista Sara Montero Muleth para hacer énfasis sobre el tema relacionado con las medidas que se deben adoptar este 31 de octubre, en pro de garantizar la seguridad de los menores, con motivo de La Fiesta de Los Niños.

En el contexto actual de Colombia y el mundo, donde los casos de violencia contra menores son una realidad preocupante, este día se convierte en un llamado urgente a reflexionar sobre la protección y el amor que debemos brindar a nuestros niños y niñas”, asegura Montero en su última columna.

Coincidimos con ella en que el 31 de octubre, es una fecha en la que, además de celebrar y darle rienda suelta a la alegría de los niños, es también una oportunidad para sacarle provecho desde el punto de vista comercial, lo mismo que fortalecer las tradiciones, pero sin olvidar que “entre 2020 y 2024, la Fiscalía reportó 2.358 casos de menores utilizados para cometer delitos”. Eso nos indica que en medio de todas esas festividades debe dársele un máximo nivel de prioridad al tema de la seguridad y así evitar una noche con desenlaces trágicos.

Frente a la fragilidad y el alto nivel de vulnerabilidad de los niños, nuestra experta Sara Montero recomienda que “la protección no debe ser un esfuerzo temporal; debemos comprometernos a cuidar de ellos todos los días del año”, algo totalmente cierto en lo que se debe insistir desde todas las instancias sociales.

Con base en todas estas observaciones, debemos recordarles a los padres de familia, mayores de 40 o 50 años, que los tiempos han cambiado, la situación de seguridad y garantías de los niños de ahora no es la misma que ellos vivieron en sus respectivas épocas de infancia.

Bajo todas estas premisas es como se debe desarrollar la Fiesta de Los Niños, donde aflore la alegría con disfraces y dulces, en las que realmente se viva una atmósfera festiva que encante a grandes y chicos, al tiempo que se permite espacio para mantener vigente una tradición ampliamente esperada.

El tema es ¿cómo equilibrar el espíritu festivo con la necesidad de proteger a los más pequeños? Esta pregunta cada vez debe cobrar mayor fuerza, cuya respuesta ha de ser la revisión y el reforzamiento de las medidas de seguridad infantil.

El valor de las tradiciones es indiscutible en razón a que permite a los niños desarrollar la imaginación, compartir con amigos y vivir un momento de alegría y creatividad con decoraciones, recorridos de dulces y eventos especiales, fomenta la participación y la integración social. Pero, en tiempos actuales, las preocupaciones sobre la seguridad infantil son también cada vez más complejas en esa particular noche.

Ya habíamos advertido las alertas que se deben tener en cuenta, seguimos insistiendo y ratificamos por enésima vez que la mayor amenaza viene de la falta de control en espacios abiertos y zonas residenciales, donde el tráfico y el descuido de algunos adultos pueden poner en riesgo la seguridad de los niños. A ello se suman posibles casos de abuso y situaciones como el uso de dulces sin control, lo que preocupa no solo por el consumo de alimentos ultraprocesados, sino por el peligro de encontrarse con productos adulterados. La solución a esta dicotomía está en construir espacios seguros y conscientes, en donde la vigilancia por parte de padres, vecinos y autoridades haga posible que esas celebraciones sean libres de riesgos.

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