En atención a una directriz de la Organización Internacional del Trabajo, el Ministerio del Trabajo adopta el 7 de octubre, de cada año, como el Día Internacional del Trabajo Decente.
Esta organización definió el trabajo decente como esa actividad productiva que es justamente remunerada “y ejercida en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana, dada a través del respeto de los principios de igualdad de género y de la no discriminación”.
Por ello hace un llamado al Gobierno, la academia, los trabajadores, empleadores y sociedad civil para que incentiven el desarrollo de programas, acciones y proyectos para generar en el país una cultura de trabajo decente con el fin de reducir la pobreza.
Esta fecha pone de presente muchos aspectos por analizar y revisar en cuanto a la situación laboral en Valledupar y el departamento del Cesar, además de lo que sucede en el país. Están sobre el tapete muchos retos en cuanto a la promoción y el respeto de los derechos laborales y la creación de empleos dignos para la gente de nuestra región.
Los diagnósticos, basados en informes del Centro de Estudios Económicos del Cesar, Cesore, indican que Valledupar y el departamento del Cesar son áreas con una economía diversa que incluye la agricultura, la ganadería, la minería y el comercio, entre otros sectores.
Esas mismas investigaciones revelaron que a pesar de su potencial, la región enfrenta dificultades en términos de empleo de calidad y condiciones laborales adecuadas para sus trabajadores. La informalidad laboral, la falta de seguridad social y la discriminación en el trabajo son problemas que persisten en esta parte del país y que requieren atención urgente por parte de la institucionalidad y de los diferentes sectores productivos.
Se debe recalcar que es fundamental que haya igualdad de oportunidades y trato en el empleo, sin importar el género, la edad, la raza o la orientación sexual. Valledupar y el Cesar tienen la oportunidad de avanzar en este sentido, promoviendo políticas y programas que fomenten la igualdad de género y reduzcan la discriminación en el lugar de trabajo.
Valledupar como ciudad intermedia está llamada a enfrentar los altos índices de informalidad laboral. Aquí la mayoría de trabajadores se ganan sus ingresos mediante actividades económicas informales, lo que significa que no tienen acceso a beneficios como la seguridad social, vacaciones pagadas o protección laboral. La capital del Cesar aparece con un 68,3 por ciento de informalidad, seguida por Riohacha con un 67,8 por ciento y Sincelejo con un 65,9 por ciento, siendo el mototaxismo la principal fuente de empleo.
Al respecto, expertos señalan que esta situación “los deja vulnerables a situaciones precarias y a la falta de estabilidad económica, por ello la formalización del empleo es un paso necesario para garantizar un trabajo decente para todos”, esa es una deuda regional y nacional con nuestra gente.
En temas laborales no se pueden dejan dejar de mencionar aspectos como la seguridad y salud en el trabajo. Valledupar y el Cesar tienen una economía diversificada que incluye la minería y la agricultura, sectores que pueden ser peligrosos si no se aplican medidas adecuadas de seguridad. La protección de los trabajadores y la prevención de accidentes laborales son componentes cruciales del trabajo decente. Ese es uno de los grandes problemas que deben enfrentar los próximos mandatarios que serán elegidos este 29 de octubre.