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Luis Acevedo, el hombre que “siembra” radios y alimenta palomas

Por Abdel Martínez Perez

Luis Antonio Acevedo Cantillo, de 52 años, oriundo de Valledupar, un ebanista, creyente desde hace 22 años, ante una extraña enfermedad que, pese a los años nunca fue descubierta, fue desahuciado por la ciencia, por los hechiceros, brujos y curiosos.

En los últimos años se ha dedicado a impartir tratado, o hablar de la palabra de Dios alternando con la siembra de radios, es decir regala transistor a las personas que “Jesucristo se la pone en su camino, sin distingo de razas, creencias, ni clase social”.

Desde hace un par de semanas, a Luis Antonio lo llaman ‘Don Jacinto’ el vallenato, por su gran parecido con ese gran personaje de la telenovela ‘Rafael Orozco El Ídolo’. Su rostro, su contextura, su vestidura a diario: camisa guayabera, con un pantalón de dril, de color caqui, sus lentes y un sombrero similar, afianzan el parecido.

Según él, el señor Jesucristo lo puso en su camino a predicar su palabra y realizar obras caritativas como darle de comer al hambriento y entregarle los radios a quienes los necesitan; en estos casos comprar hasta l86 radios a razón de 14 mil 500 pesos cada uno, para donarlos, además de comprar cuatro kilos de maíz cada día y dárselos a las centenares de palomas que tienen su hábitat en la vieja casona donde funciona el Concejo de Valledupar, la misma Alcaldía, la Iglesia de la Concepción y demás viviendas circundantes de la tradicional Plaza Alfonso López, de esta capital. Cada kilo del grano tiene un valor de mil 500 pesos y sin fallarles a esas aves, son alimentadas todos los días a las 7:00 de la mañana, media hora después de predicar la palabra de Dios en el sector, donde además logra reunir a decenas de personas para escuchar su predicación.

Las palomas una vez observan a Luis Antonio, se le acercan y lo siguen hasta el frente de una de las bancas de madera localizada en la parte sur de la plaza, para recibir el desayuno, ocho libras de maíz amarillo, que adquiere diariamente en el mercado público, luego de varios kilómetros de recorrido entre su casa ubicada en el barrio ‘El Carmen’ y luego retornar a la plaza Alfonso López.

Los últimos seis radios de dos bandas que funcionan con batería y corriente, fueron entregados en la mañana de ayer jueves a los empleados de la Inspección Tercera de la Policía o Permanente Central, localizada en la carrera tercera de Valledupar, con el fin de que cada uno de ellos escuche las emisoras cristianas que funcionan en la ciudad y promuevan las prédicas.

“Soy un hombre soltero, con una hija de 22 años y me acompañan dos nietos. Esta obra la hago en retribución al Señor, porque fue quién me salvó la vida; duré varios años enfermo con una rara enfermedad en la sangre, que ni los médicos pudieron establecer cuál era. Mire yo duré  16 días sin dormir, ni orinar, ni defecar. El cabello, los bigotes, los bellos y las pestañas se me cayeron, al igual que duré dos años postrado en una cama. Me encomendé d Dios y el Señor Jesucristo me sanó”.

Puntos de vista

Idalmis Daza. Esta es una buena obra, que Dios se lo multiplique y que siga por ese recto camino de la vida.

Eduardo Zapata Ariza. Personas con él, son las que debemos encontrar siempre en nuestro camino y de esa manera a cercanos al Señor.

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