No es buena idea intentar hacer un “top cinco” de compositores vallenatos porque puede desatarse una guerra mundial. Para empezar, el problema está en que los mejores compositores no son vallenatos, sino guajiros; y solo con esto es suficiente para que la furia de sabaneros y valduparenses inicie un revuelo peor que el ucraniano.
Esta tarea de seleccionar ganadores no es tarea fácil y puede resultar agridulce. Como decía el filósofo británico Michael Oakeshott: “intentar hacer algo inherentemente imposible es una empresa corruptora”.
TRES CATEGORÍAS
Pero dejando de lado comparaciones geográficas, discusiones semánticas y relatos morales, quiero proponer una solución, al menos parcial, al problema planteado. La idea es no hacer un “top cinco” general, sino dividirlo en tres “top cincos” por categorías para tener más espacio y escoger hasta 15 candidatos.
Las tres categorías serían: A) Filósofos. B) Contadores de Historias. C) Genios de Melodía. Se vale repetir, pues cada listado es independiente. Aquí mi hipótesis inicial para que la destruyan tirándole tomates y bollo limpio.
A) Filósofos
- Leandro Díaz
- Calixto Ochoa
- Adolfo Pacheco
- Diomedes Díaz
- Marciano Martínez
B) Contadores de Historias
- Rafael Escalona
- Rafael Manjarrez
- Leandro Díaz
- Calixto Ochoa
- Carlos Huertas
C) Genios de Melodía
- Leandro Díaz
- Gustavo Gutiérrez
- Hernando Marín
- Roberto Calderón
- Hernán Urbina
De lo anterior puede concluirse al menos tres cosas. La primera es que vivimos todavía en la época de los grandes compositores. A pesar de algunos fallecidos, el índice de vitalidad en esta improvisada lista -donde el mayor nació en 1927 y el menor en 1965-, es del 50%.
SOLO 6 SIGUEN VIVOS
De los 12 mencionados, seis siguen con vida y prácticamente todos están de pelea. Los maestros Gustavo, Adolfo, Roberto, Marciano, Rafael Manjarrez y Hernán Urbina Joiro son leyendas vivas de nuestro querido folclor y sus canciones conservan una vigencia singular en la voz de los más grandes intérpretes del vallenato.
Lo segundo, es que la edad promedio en la que estos artistas tuvieron listos sus primeros éxitos ronda, según mis cuentas, los 23 años. Esto quiere decir que el compositor vallenato talentoso es una criatura precoz que a los 30 años ya es más que identificable.
¿Y LOS NUEVOS QUÉ?
Si aplicamos este rasero a las nuevas generaciones, veremos que la renovación en acordeoneros y cantantes es más que abundante, pero la cosecha de compositores parece estarse complicando. Aparte de Carlos Amarís, me queda difícil nombrar otros compositores importantes nacidos después de los 90’s.
Queda abierta la pregunta de si es que no los estamos viendo o si el folclor vallenato es efectivamente una refinería que cuenta con toda la tecnología de producción, pero se está quedando sin petróleo.
Finalmente, la tercera conclusión -que salta rápidamente a la vista- es que Leandro Díaz es el más grande que ha tenido el folclor vallenato. La dimensión, popularidad y durabilidad de su música, solo pueden compararse en términos modernos con su majestad la salchipapa, un producto que al igual que la música del maestro tiene su inmortalidad garantizada con clientes y fanáticos en todas las edades. Casi puedo asegurar que si el maestro viviera diría, con su buen humor, que esta comparación es una falta de respeto con la salchipapa: esa apetecida diosa popular a quien puede incomodarle que la anden comparando con un ciego. Twitter: @juanmgiraldor
POR BARRIGA DE SAPO/ESPECIAL PARA EL PILÓN