Con todo respeto y sin querer juzgar a nadie, considero que el SIVA, en sus inicios, se enfocó en la construcción de infraestructura como base para el correcto funcionamiento del sistema. En este proceso se suspendió la operación de los buses tradicionales, lo que abrió el espacio para el crecimiento acelerado del mototaxismo como una alternativa de transporte. Cuando los nuevos buses finalmente entraron en operación, la competencia no solo era contra las motocicletas, sino contra un hábito ya arraigado en los ciudadanos, quienes encontraron en la inmediatez y facilidad del mototaxi una opción difícil de reemplazar.
Hoy a esto se suma el hecho que los vehículos del sistema ya comienzan a mostrar desgastes mecánicos, lo que implica costos de mantenimiento y posibles limitaciones en la operación. Jaime González asumió un reto inmenso al aceptar la gerencia del SIVA en su etapa más compleja. Pero su éxito no depende solo de su gestión, los ciudadanos, las empresas, todos debemos rodear el sistema y construir juntos a crear estrategias que aseguren su sostenibilidad.
Desde Fenalco entendemos que la sostenibilidad del SIVA no solo es un asunto de movilidad, sino de productividad, competitividad y calidad de vida. Por ello, planteamos una estrategia de incentivo empresarial que garantice mayor demanda y viabilidad financiera del sistema.
En un marco de obras por impuestos, incentivo a la formalización, entre otras opciones, las empresas asumirían el 100 % del costo del transporte de sus empleados con horarios fraccionados (aquellos que requieren cuatro pasajes al día). Esto representaría un ahorro diario de $11.600 por trabajador, incentivando el uso del SIVA como principal medio de transporte. Para optimizar esta estrategia, las empresas ajustarían los horarios laborales, asegurando que entre un turno y otro haya mínimo tres horas de diferencia, permitiendo que los trabajadores puedan trasladarse a sus hogares y regresar sin problemas. Este modelo traería múltiples beneficios: mayor demanda para el SIVA, asegurando su estabilidad operativa. Ahorro directo para los trabajadores, mejorando su bienestar económico. Reducción del mototaxismo, equilibrando la oferta y demanda del transporte público. Empresas más eficientes, con empleados más puntuales y menos problemas de movilidad. Menos congestión vehicular y contaminación, contribuyendo al equilibrio ambiental.
Para que esta iniciativa tenga sostenibilidad en el tiempo, el Gobierno Nacional debe considerar incluir los aportes empresariales al SIVA dentro del mecanismo de Obras por Impuestos. Actualmente, este esquema permite a las empresas destinar hasta el 50 % de su impuesto de renta a proyectos de infraestructura, salud y educación. Si los sistemas estratégicos de transporte fueran incluidos en esta política, las empresas podrían descontar lo invertido en transporte de sus empleados de su carga tributaria, sin afectar su rentabilidad.
Es necesario que gobernación y alcaldía se comprometan con subsidios de transporte para estudiantes de colegios públicos, la Universidad Popular del Cesar y el SENA, asegurando que los jóvenes de menores recursos puedan acceder a la educación sin que el costo del transporte sea un obstáculo.
El SIVA no puede ni debe fracasar. Es el sistema de transporte que Valledupar necesita para garantizar una movilidad segura, organizada y eficiente. Pero para lograrlo, se requiere el compromiso de todos los actores: gobierno, sector empresarial, academia y ciudadanos.
La nueva gerencia asumió un reto enorme, y en lugar de ser espectadores, debemos sumarnos activamente a la construcción de soluciones. Fenalco, como representante del sector empresarial, reitera su disposición a ser parte de esta transformación, convencidos de que juntos podemos salvar el SIVA y convertirlo en un modelo de movilidad sostenible y eficiente para Valledupar y el país.
Por: Ricardo Reyes.
Presidente Junta Directiva Fenalco