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‘Todo en chanza’

La obra del multifacético abogado y compositor, Mateo Torres Barrera, conocido musicalmente como el Abanderado, trascendió a dos celebridades del vallenato, Gabriel García Márquez, quien llegó a atinar que Cien años de soledad, su obra cumbre, es un vallenato de 365 páginas, y el mítico Rafael Escalona, otro aportante a la literatura costumbrista presente en sus cantos. La historia parte de “Todo en chanza”, canción de la autoría del nacido en Los Tupes.

Una obra promocional del undécimo Encuentro Internacional de la Juventud Comunista realizada por Mateo Torres con la melodía de la canción “Todo en chanza”, por sugerencia de Gabo, le dio a nuestro vate sandiegano el pasaporte para ir a Cuba, escenario de un recital literario marcado por el ideario del presidente de la isla, Fidel Castro, programación que deleitó a los cubanos, extasiados por 11 canciones interpretadas por Mateo Torres en aires de balada, ranchera, corrido, tango, bolero y vallenato.

El Abanderado, antes de componer vallenato, interpretó obras en 23 ritmos diferentes, entre las que destacó “Mi presidio”, grabada en 82 versiones, melodía que catapultó como cantante a Romualdo Brito, un referente emblemático en las presentaciones del prolífico compositor guajiro.

Y como lo inesperado es lo que acontece, “Todo en chanza” tuvo toda la resonancia del momento, tarareada en cualquier rincón del País Vallenato, pese a no augurarle éxitos la Leyenda Jorge Oñate, pero se impuso el olfato folclórico de Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, convencido de la gracia y picaresca de la composición para grabarla, hasta llegaron a confundir la autoría con el estilo de Beto Murgas.

La afinidad ideológica de Mateo Torres con Gabo, premio Nobel de Literatura, facilitó los estribillos promocionales del evento en la isla, para lo cual el compositor no ahorró versos: cubano llama a trabajá, ya su destino definió; Colombia mi linda nación, del imperialismo es goberná. Me voy pa’ Cuba libre del yugo, del capital explotador; allá es igual todo el mundo.

Mateo no fue un extraño al Nobel, cuando Escalona quiso presentárselo en Barranquilla, en los albores como estudiante de Derecho de la Universidad del Atlántico, ya había conocido en Bogotá al creador del realismo mágico, a lo que el maestro exclamó: ¡Ah! Está demás relacionarlos, son del mismo equipo. Profesan el comunismo. Frenéticas carcajadas secuenciaron el encuentro.

Y de faceta en faceta llegamos a los derechos de autor, tema del que fue abanderado Mateo Torres. “Yo preocupado por defender los intereses de todos mis colegas compositores”, pero el gremio no fue solidario conmigo, razón por la que a los productores fonográficos de la época (1986), les fue fácil vetarme, al excluirme como compositor para grabar mis obras literarias, recordó Mateo Torres.

El exponente tridimensional, en su niñez perteneció a Las Tres Guitarras, una agrupación de la que hicieron parte en San Diego, Cesar, Hugo Araújo, Juan Calderón y Antonio Brahim, junto a Leandro Díaz, que ejecutaba la guacharaca y Mateo Torres la caja, íconos entre los más renombrados cantantes y agrupaciones vallenatas contemporáneas y del ayer.

Categories: Columnista
Tags: chanza
Miguel Aroca Yepez: