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Tiro de chorro: las mujeres de Petro

Hace ya mucho tiempo leí un libro titulado “Los hombres de presidente”, de Carl Bernstein y Bob Woodward sobre el caso Watergate, que mi profesor de inglés en aquellos tiempos traducía como gatos de agua. 

Recuerdo su carátula azul brillante y rojo escarlata que producía visualmente algo novedoso, el texto algo pesado, pero bien escrito contaba el tema de Nixon el presidente gringo que renunció precisamente por eso, es decir tenía cosas enterradas como los gatos.

Hoy, la sociedad colombiana espera cada semana cuáles serán los nombres ministeriales y de altos cargos que el presidente Petro tiene a su favor para hacer equipo en su gobierno.   Todas las mujeres de Petro. Toca aclarar que las primeras, es decir madre de los hijos pasados siguen tranquilas, mientras que Francia y Verónica por la campaña reciente fueron más visibles. La primera por ser la Vice afro, la del vivir sabroso, algo que daba colorido al debate, la segunda confirmaba que el presidente tiene buenos ojos en casos femeninos, sirvió, además, tener hijos anteriores a ella, para reafirmar haber nacido en el caribe colombiano. 

De los hombres de cancillería y hacienda, dos curtidos sabios experimentados que dan tranquilidad a los presentes y contrarios, de las mujeres que van tres, seleccionó en salud a Carolina Corcho, médica psiquiatra que por su apellido pensábamos era enóloga, pero ya se aclaró el tema. Cecilia López Montaño en agricultura, su segundo apellido puede servirle para algunos indicios del campo. 

En el caso vallenato a las Cecilias las queremos mucho, ‘La niña Ceci’, esposa del expresidente López ayudó mucho a comprender mejor la vallenatía, incluso nuestro poeta Gustavo Gutiérrez le cantó “Por ti Cecilia hermosa, yo daría, toda mi vida entera, mis dos vidas si tuviera, cuando llegaste al Valle, llena de gran lozanía” …. Si bien la canción no era para ella, la aplaudía tranquila feliz, muchos años después otro vallenato la dedicaría con alguna picardía a la nombrada ministra de agricultura que entre otras cosas cultiva en sus patios pimientos criollos, según dice la prensa rosa.

Susana Muhammad en Ambiente, su apellido no fácil de escribir y ni de pronunciar será duro los primeros días, pero ya lo recitaremos con más naturalidad, mientras Patricia Ariza, Ministra de Cultura, para los amantes de remecer los árboles genealógicos de la literatura,  parece ser nieta de Florentino Ariza aquel personaje de Gabo en “El amor en los tiempos del Cólera”. 

Como vemos, los anunciados son personas probadas, expertos, maduros, a pesar que el Maduro venezolano no viene a la posesión presidencial nuestra, algunos piensan que los nombramientos tienen un mensaje subliminal con Nicolás. 

De ñapa un hijo del presidente lleva ese nombre y las fiestas de San Nicolás en barranquilla tienen historia y una ministra es de esa tierra.

Estoy casi seguro que Cecilia poco se acuerda dónde queda el Valle, y menos la palabra lozanía, pero con ella los campos colombianos vuelven a florecer, al menos es la esperanza de nuestros agricultores.

Entonces que vivan los hombres y las mujeres maduras, en mi caso me encantan. Saben perfectamente todo, en todas las cuestiones, no andan con preguntas tontas, no pasan chateando todo el día, y posiblemente no saben quiénes son Shakira y Maluma, de vaina Marbelle por ser oposición. 

Las maduras tienen respuestas geniales, conceptos y posiciones claves, incluso la nueva del “Gato sordo” muy de moda, conocen cada paso y sus aullidos en sus tonos perfectos, sin las alharacas juveniles, recuerdan incluso que Heydy Lamarr fue la primera actriz en fingir un orgasmo en el cine, cosas que de paso nos brindan una buena lección de cultura en esos trotes.   En música son de Bovea y sus vallenatos, ‘Pacho’ Galán, ‘Lucho´ Bermúdez y algo de boleros, fandangos y cumbias. No conocen el reguetón y posiblemente hayan escuchado a Carlos Vives, por los nietos

Cerramos con Mujeres, Natalia Linares y Mariana Pajón en Valledupar por los juegos bolivarianos dejaron marcas y un final exitoso del evento deportivo. Oro, oro, oro gritaban los periodistas deportivos en cada escenario, por algún momento los propietarios de joyerías vallenatas se alegraron al pensar que los gritos provenían de la Policía con los capturados de los robos a varios locales en pleno día, y en los mejores locales de la ciudad, pero esa película sigue algo oscura. No brilló. Ni el rey Midas pasa por ahí. Saludos. Y que vivan las mujeres bien maduritas…

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Edgardo_Mendoza_Guerra: