Esta semana tuve la grata oportunidad de asistir a una integración de compañeros de trabajo de Idecesar, atendiendo una cordial invitación de su gerente Daniel ‘King’ Pumarejo, en donde pasamos una agradable velada, en el bar Discoteca Tierra de Cantores, la compañía siempre es muy importante para pasarla bien, pero definitivamente me encantó el sitio, un lugar único en Valledupar, al que solamente había asistido unas dos veces, pero que ahora le hicieron una remodelación que me pareció espectacular, pero lo que hizo que la integración fuera más amena, fue la atención de sus propietarios, mis queridos amigos Dina Araújo y Carlos Alberto Vega.
La atención personalizada, amable y presencia permanente de los dueños de un sitio, casi siempre es prenda de garantía de que todo funcione bien, lo digo por experiencia propia como anfitrión y como cliente que he sido.
Me gustó mucho la decoración del lugar, porque es una equilibrada mezcla de lo tradicional con un modernísimo toque de pop art, con obras del talentoso y polifacético artista Jacobo Solano, me llamó la atención, el hecho de que hasta en las mesas homenajearan a varios grandes cantantes escribiendo sus decires y famosos dichos o refranes, fruto de su silvestre inspiración e indiscutible ingenio criollo, hay varios detalles de decoración que me trajeron gratos recuerdos como un letrero luminoso arriba de la tarima con la leyenda: KZ Matecaña, famoso lugar de jolgorio de finales de los años 70 y comienzos de los 80, concurrido por la generación parrandera de aquel entonces, pero a su vez fue el nombre que le dieron a un apartamento de estudiantes vallenatos bebedores en Bogotá, punto de encuentro etílico de los provincianos.
El lugar está adornado con varios cuadros coloridos de los más célebres Juglares: Escalona, Leandro Díaz, Juancho Polo e incluso fotografías del vanguardista Carlos Vives, la música es excelente y no solo suenan vallenatos, pues la rumba es crossover, sobre todo salsa y merengue, sin tanto reguetón, pero en Tierra de Cantores el vallenato es el rey, un excelente nombre para un excelente negocio, la hermosa canción de la que tomaron prestado el nombre, va muy acorde con la actividad comercial y razón social del sitio y sobre todo con nuestra ciudad, porque creo que es el único local en donde los vallenatos y foráneos podemos escuchar nuestra agradable música en vivo, algo que hacía mucha falta acá en Valledupar, porque antes resultaba inverisímil que en la capital mundial del vallenato los turistas no encontraran dónde poder escuchar un conjunto vallenato.
Me complació mucho la atención y buen gusto de la anfitriona, pues los entremeses y plato fuerte que seleccionó estuvieron deliciosos, sin duda el chef Tomás Urueta, contratado por Dina para el evento se lució. En verdad es un sitio muy agradable, buena música, buen ambiente, buena organización y sobre todo buena atención, la tarima aunque pequeña posee un sonido y juego de luces muy buenos, lo cual asemeja el escenario de un concierto, obviamente guardando las proporciones, los cocteles deliciosos, y tres escenarios distintos, terraza, hall y la barra, particularmente disfruté mucho mi estadía en el hall, la iluminación y la climatización me parecieron muy buenas, lo cierto es que el sitio fue planeado con buen gusto, Dios permita que sus propietarios continúen atendiéndolo y que les siga yendo bien, porque el ambiente es muy bueno, sino que lo digan los tres altos ejecutivos cachacos de la Chevrolet, que fueron cautivados por Thomas Parr, en una verdadera Tierra de Cantores.