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Tiempos de cambios

Por Valerio Mejía 

“A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos”. Salmos 123:1

Hemos llegado al final de este camino de fe del 2013. El nuevo año se abre ante nosotros lleno de expectativas y esperanzas renovadas. Fueron duras las batallas, pero de todas ellas nos libró el Señor, y la brecha entre sus promesas de bendición y la realidad de nuestras vidas se hizo más corta esta vez.

La canción de Jesús Adrián Romero, sintetiza el sentir de nuestro corazón al iniciar el 2014: “Cansado del camino, sediento de ti, un desierto he cruzado, sin fuerzas he quedado, vengo a ti. Luché como soldado y a veces sufrí, y aunque la lucha he ganado, mi armadura he desgastado, vengo a ti. Sumérgeme, en el río de tu espíritu. Necesito refrescar este seco corazón sediento de ti”.

Este año 2014 lo hemos denominado proféticamente un año de cambios favorables, el año de la oportunidad de Dios, el año de la doble bendición. Catorce es dos veces siete, y siete es el número de la perfección y plenitud de Dios; entonces, este es el año en donde las manifestaciones de Dios serán el doble. Será tiempo de cambios favorables.

Debemos recibir el nuevo año con ilusión y esperanza de que vendrán mejores tiempos, mirando lo que hemos dejado, pero nunca lo que hemos perdido; sabiendo que tenemos libertad para abrirnos caminos nuevos: contando con innumerable posibilidades nuevas, talentos que hemos despreciado, activos que han estado congelados y puertas de bendición que están esperando abrirse. Sobre todo, tenemos la libertad y el poder de señalar qué dirección debe tomar nuestra vida en el 2014.

Por otra parte, no se preocupe por el mañana. Concentrémonos en el hoy, porque el mañana es hoy. La forma en que pensemos y actuemos hoy, determinará nuestro futuro. Así pues, podemos controlar los cambios en nuestras vidas, según los percibimos y planeamos. Y si por alguna causa, experimentamos sentimientos de dolor y de fracaso, es tiempo de dejarlos afuera, de decirle adiós al fracaso y bienvenido al éxito. Para ello debemos cambiar los pensamientos de temor por los pensamientos de fe. Apoyados en las promesas de la Biblia, podemos borrar de nuestras vidas los temores generadores de fracasos y catapultarnos con la fuerza de la fe, siendo libres para triunfar.

Acaso, ¿tendremos que saber los cambios que nos deparará el nuevo año? La carta a los Hebreos dice que por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Aunque son muchos los sueños, metas e ilusiones que tenemos para este nuevo año, nuestra mayor ganancia es saber que Dios sabe lo que él está haciendo y ha prometido estar con nosotros y renovar sus misericordias sobre nosotros cada mañana.

Amados amigos lectores, examinemos nuestra actitud hacia Dios y verifiquemos si estamos dispuestos a obedecer en cada área de nuestras vidas, confiando plenamente en Dios. Si creemos en un Dios que hace milagros, rindámonos completamente a él, hasta que nada de lo que haga nos sorprenda. Desechemos toda sombra de duda, todo pensamiento negativo y toda preocupación por el mañana. Permitamos que nuestra actitud frente a la vida sea de continua disposición para salir en obediencia confiando en Dios. Aprendamos a salir en obediencia como Abraham, y a través de nuestras convicciones, creencias y experiencias, alcancemos el punto de fe donde nada se interponga entre nosotros y Dios.

No te olvides de darle a Dios lo primero y lo mejor de tu vida en este año. ¡Feliz y bendecido 2014!

P.D. Por inventario, esta columna estará fuera de circulación en enero. Con el favor de Dios, y la generosidad de El Pilón, volveremos la primera semana de febrero. ¡Hasta entonces!

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