El rótulo de ciudad verde que tiene Valledupar desde hace varias décadas es bien ganado. El año pasado el director de Corpocesar, Kaleb Villalobos, y el alcalde de Valledupar, Augusto Ramírez Uhía, concretaron una alianza que le dio vida a ‘Valledupar Ciudad Verde’, una estrategia pensada para el aprovechamiento de los recursos ecológicos de la ciudad que debe ser amigable con el medio ambiente.
Aunque el proyecto tiene varios componentes, como el hídrico y residuos sólidos, nos detenemos en el de arborización. En la década del 80 y también del 90, la ciudad de los Santos Reyes encantaba con sus calles verdes, era conocida y admirada como la capital verde de Colombia.
La ciudad cuenta con un buen trazado de avenidas y son precisamente sus separadores los que albergan a una gran cantidad de árboles, como ocurre en la Simón Bolívar, Fundación, la 44, Pastrana, la 30, la cuarta, la circunvalar.
Pero el paso de los años y la falta de mantenimiento llevaron al ocaso a muchos árboles que sumado a las intervenciones de diversas obras, lentamente fueron muriendo. Caso concreto los arboles de la avenida 44, que están secos y solo son un peligro para los conductores y peatones, lo mismo puede pasar con las especies sembradas en las otras avenidas si no los atienden como debe ser.
Según expertos en arboricultura, los arboles deben ser sometidos a un tratamiento previo a las obras para que no sufran por la intervención, porque se debe tener en cuenta que los árboles no mueren en un día, sino que lo hacen lentamente, incluso pueden pasar meses y años después de la intervención de las obras. Hoy es necesario revisar el plan ambiental de la avenida Fundación, donde hay más de un centenar de árboles en los 3.5 kilómetros que intervienen.
En Valledupar somos privilegiados al contar con tan diversidad de árboles, pero a su vez éstos se han convertido en un problema, porque la ciudad culpa a los arboles de no poder avanzar, debido a que muchos fueron sembrados sin planeación.
Los árboles que están en las avenidas ofrecen bienes y servicios, la llamada economía verde. Sin embargo, los que sembraron y siguen sembrando en los andenes de las casas de manera desordenada, y sin quien controle, terminan convirtiéndose en un problema.
Es precisamente lo que pasa con el proyecto que ejecuta la Gobernación del Cesar, a través de la Corporación para Impulsar el Desarrollo Ambiental, Cidmag, que incluye la siembra de 35 mil árboles, los cuales han sembrado sin planeación, donde caigan.
También está el proyecto que lideró la Alcaldía de Valledupar junto con la Gobernación y Corpocesar para reposición y mantenimiento de más de mil árboles. Sin embargo se observó que cortaron a destajo, sin referencia, arboles sanos o semienfermos que podían salvarlos, y en algunos casos no cortaron árboles que realmente estaban enfermos.
Estas acciones son buenas y oportunas, pero serían más eficaces sí se hacen con mayor planeación y cuidado, atendiendo las recomendaciones de las personas que realmente conocen la ciudad y el medio ambiente. Aún hay mucho que aprender y mucho que cambiar.
Realmente los árboles se siembran por diversos fines: porque proporcionan aire, oxigeno, revitalizan la ciudad, ofrecen un nivel de paz y tranquilidad a través de las aves que pueden llegar allí y provisionan energía. ¿Podríamos imaginar una ciudad sin árboles? Todos aman los árboles, pero pocos se comprometen a cuidarlos.