Los vecinos casi siempre están convencidos que los periodistas lo sabemos todo. Ellos también nos creen chismosos, solo que comparten su información con nosotros, o la comprueban, algo así. Una de ellas, vallenata raizal, vino esta mañana antes del café a preguntarme sobre política, como si yo fuera experto en esos menesteres tan cambiantes. Me habló con una serenidad de ornitóloga sobre el pato histórico. Tomás Darío Gutiérrez, experto en tantas vainas, le quedaba en pañales. La escuché como siempre, también con una serenidad, pero esta vez de notario. Luego antes de marcharse me dijo que en Valledupar nunca habrá un gobernador como Pepe Castro, entonces sí que mi confusión fue mayor, pues un nieto suyo es el actual alcalde.
“¿Usted recuerda -me dijo- aquella canción de los años 60s sobre el Baile de la Pluma, en casa del Pato Rafael?”. “Claro”, le respondí, sin más detalles. Bueno esa canción decía: “Él fue el que jugó ruleta rusa, él fue que se disfrazó de mujer, él que bailó el baile de la pluma en casa del Pato Rafael, después te lo diré, ajá, después te lo diré…”. Igualito va a pasar con el pato histórico.
Sobre los patos se dicen muchas cosas, desde el poeta Valencia con fama de cazador, hasta una caricatura sobre la matanza de las bananeras con Cortes Vargas, en Ciénaga, en 1928, pero el pato siempre lo meten en malas cosas, incluso en cosas medio raras por su caminado diferente al gallo. Sus huevos -los del pato- son mejores que los de gallinas, pero poco comerciales, incluso pueblos enteros donde su consumo es mayor tienden a tener costumbres parecidas, sobre todo en la forma de caminar.
El pato es de la especie anatinus, como pueden ver lleva nombre de una cantante vallenata. De ñapa es de la orden monotremas, algo así como el mono sabe en qué palo trepa; no es de la familia cercana del ornitorrinco, sin embargo, su pico y su amor (el agua) también lo une, solo que su primo lejano es mamífero y pone huevos, algo muy raro en el mundo animal. Si alguien actúa mal en algún caso, y es una persona quien responde, esta debe pagar el pato. En las clínicas existe un objeto donde se recogen las miserias humanas con el mismo nombre del ave en mención. Pero no olvidemos que el ‘pato a la naranja’ está entre los buenos platos internacionales, no todo es malo.
Entendí un rato después que mi vecina se refería al Pacto Histórico, algo que Petro y su combo promueven por todo el país. La vaina es otra cosa, pero es posible también que ahí se metan patos, otra forma de nombrar a quienes se meten a la fiesta sin ser invitados. ¡Patos al agua!
Presumo que, con tantos nombres algo improvisados, como Coalición de la Experiencia, Pacto Por Colombia, Pacto por la Equidad, Colombia Humana, Fuerza Ciudadana y otras 20 que puedan crearse a nivel regional o de ciudades capitales, puede formarse un tremendo sancocho de cosas que la confusión puede ser mayor. Entonces sí que viene la ruleta rusa, el disfraz que sabemos y hasta el modo de caminar será distinto, aún no se sabe cómo serán los pasos, ni los pactos, pero como vamos tampoco sabemos si nos ahogaremos todos o aprendemos a nadar como patos en estas aguas impredecibles de la política. Que venga Mr Duck. Ya Duque está terminando su pacto, casi como patito feo.